GIRO DE ITALIA | ETAPA 20
Roglic supera el pasado del “minero”
El esloveno gana el Giro en una cronoescalada similar a la que le hizo perder el Tour 2020 ante Pogacar. Los 14″ sobre Thomas son la cuarta diferencia más exigua de la historia.
“Fui segundo detrás de un corredor que se monta en la bici como un minero. No tengo idea, no sé cómo diablos podría haber rodado un minuto y medio más rápido”. Estas fueron las palabras que hace casi tres años salieron de la boca de Tom Dumoulin cuando Tadej Pogacar culminó la primera gran obra maestra de su carrera. El neerlandés, absolutamente incrédulo junto a sus compañeros del Jumbo, fue testigo directo de cómo Primoz Roglic perdía un Tour de Francia, que tuvo dominado de principio a fin, en la Planche des Belles Filles. Desde ese momento en el que cruzó la meta abatido, con el rostro desencajado, el esloveno (33 años) ha saboreado desgracias y éxitos casi a partes iguales.
Despues de aquello enlazó tres Vueltas a España consecutivas y un oro olímpico, pero también sumó dos retiradas en el Tour por caídas, al igual que perdió en la última etapa una París-Niza que tenía completamente ganada. Cuál ave fénix, siempre resurgió, y este sábado, 27 de mayo de 2023, Roglic firmó la mayor gesta de su excelsa trayectoria deportiva. Una carrera meteórica que empezó tarde, tras sobrevivir a un terrible accidente cuando se dedicaba a los saltos de esquí, y que vivió el capítulo más especial en el Monte Lussari, donde Primoz le dio la vuelta a un Giro de Italia que tenía perdido para coronarse campeón.
Catorce segundos sobre Geraint Thomas le dieron el Senza Fine, la cuarta diferencia más exigua de la historia tras la que decidió los Giros de 1948 (11 segundos), 1974 (12″) y 1955 (13″). La clave fue tirar de corazón para sobreponerse a una avería que pudo marcar el destino del Giro. Pero, a su vez, lo que pudo ser su perdición acabó siendo su salvación.
Roglic probó en la etapa del pasado viernes, con final en Tre Cime di Lavaredo, un grupo SRAM específico de gravel que adaptó a la bici de carretera. Monoplato de 40 y casette con piñón grande de 44 dientes. Mayor ligereza, mayor frescura muscular y soltura, siempre y cuando fuese capaz de rodar a altas cadencias. Lo logró. Y a pesar de que se le saliese la cadena a unos 3 km de coronar, tuvo la distancia suficiente como para recuperar el tiempo perdido y arrasar a un Thomas que, justo hasta hoy, no había mostrado la menor debilidad. Roglic aleja fantasmas del pasado de la mejor forma posible. Ganando como los campeones.