El dominio de Primoz Roglic y Tadej Pogacar en los últimos años no ha tenigo parangón con respecto a cualquier otra gran estrella del pelotón internacional. De las últimas seis grandes vueltas disputadas, cuatro se las han repartido los astros eslovenos: dos Tours de Francia para Pogacar y dos Vueltas a España para Roglic (sólo dejaron el Giro para Tao Geoghegan y Bernal). Pero su supremacía va mucho más alla, porque alzan los brazos en todos los terrenos y circunstancias: alta montaña, llegadas en grupos reducidos, contrarrelojes, vueltas de una semana, clásicas...

Es por ello que tal polivalencia les dejó a ambos en lo más alto en cuanto a número de victorias en 2021: 13 para cada uno, empatados con Wout van Aert. Pero la revolución eslovena en el ciclismo va más allá, y como consecuencia de sus éxitos, un perfil de ciclista como el del esprínter se ha visto seriamente perjudicado. Históricamente, los velocistas, junto a otros corredores completos con buena punta de velocidad (caso de Alejandro Valverde), han sido 'pichichis' de cada campaña, una tendencia que en los últimos años ha cambiado bastante.

La nómina de velocistas puros que ha figurado en top-3 de ganadores del año se ha reducido desde 2018, especialmente acentuado en los dos últimos cursos por el dominio de Roglic y Pogacar (ver tabla). Groenewegen, Bennett y Ackermann fue el último trío de esprínters que figuró en el top-3 de ganadores en 2019, lo que dio paso a Démare como último velocista en ese podio de máximos artilleros en el año 2020 (seguido de Roglic y Pogacar). En este 2021, Cavendish (4º) y Philipsen (5º) fueron los velocistas puros con mayor número de victorias, con 10 para el británico y 9 por parte del belga. ¿Habrá hueco para los velocistas en la nueva edad dorada del ciclismo? Parece que Pogacar, Roglic y Van Aert no están por la labor...