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LA RUTA DEL TOUR

Bobet vence a un forúnculo para entrar en la historia

El francés sumó su tercer Tour consecutivo en 1955 después de superar problemas físicos provocados, como dicen en Francia, por el mal del sillín.

Bobet vence a un forúnculo para entrar en la historia
DIARIO AS

Louison Bobet dio la vuelta de honor junto a Philippe Thys en París, en un rebosante Parque de los Príncipes, al término del Tour de 1955. El belga había sido el primer ciclista en ganarlo tres veces, en 1913, 1914 y 1920. Sin la Gran Guerra por medio, su récord podría haber sido mayor. El francés se convirtió ese año en el segundo campeón que completaba el triplete, aunque en su caso tenía el mérito extra de haberlo hecho de manera consecutiva.

Bobet venía de ganar el Tour en 1953 y 1954, con sendas exhibiciones en el Izoard, su puerto talismán. En 1955 cambió de cordillera y se vistió de amarillo en los Pirineos, en una jornada de 249 kilómetros que surcaba el Aspin y el Peyresourde, y terminaba en Saint Gaudens, 50 km después de la última cima. Louison partió en el Peyresourde a por Charly Gaul, sin piedad por el vigente líder, su compañero Antonin Rolland, que llevaba el maillot de prestado. Bobet cazó al luxemburgués a menos de 40 km, pero no pudo disputarle la etapa porque sufrió un pinchazo a falta de diez y tuvo que cambiar el tubular.

Ni Gaul, que acabó tercero el Tour, ni el belga Jean Brankart, que remontó hasta la segunda plaza con dos triunfos parciales, fueron las principales preocupaciones de Bobet aquel año. El Panadero de Saint Meen, que así se le conocía también por haber ejercido ese oficio, sufría un forúnculo por el rozamiento del sillín que le torturaba desde antes del inicio. El doctor Roussel le había aconsejado el quirófano, porque incluso le condicionaba para hacer una vida normal, pero aplazó la operación y corrió aquel Tour, donde sumó dos etapas, una en Namur y otra en Aviñón con el Mont Ventoux, y encadenó su tercer título en París.

La última noche, tras la vuelta de honor con Thys, el equipo de Francia celebró el éxito en el Restaurante Torre Eiffel, donde se sucedieron los brindis sin control, espoleados por Raphaël Geminiani. Varios tenían que correr al día siguiente un critérium pos-Tour en Amiens. Bobet se sintió indispuesto y pensó en suspender su presencia, pero su mánager, Daniel Dousset, fletó una ambulancia, desde cuya ventanilla saludaba a los aficionados. El Panadero no obtuvo buenos resultados en el resto del curso, porque accedió a operarse en el Hospital de Dinan. En sus meses de convalecencia se sacó la licencia de piloto de avión, otra de sus pasiones.

El mal del sillín, como dicen en Francia, volvió a martirizarle en otras fases de su carrera, como en el Giro de 1957, que perdió por sólo 19 segundos ante Gastone Nencini. No volvió a ganar una grande. El 15 de diciembre de 1961 se fracturó un fémur y una rodilla en un accidente de tráfico con su hermano Jean, también ciclista, al volante, y se retiró del deporte. Se dedicó a montar negocios de talasoterapia, primero en Quiberon y luego en Biarritz, donde murió en marzo de 1983, un día después de su 58 cumpleaños.