CICLISMO | VUELTA A PAÍS VASCO
Roglic derrota a Pogacar en un etapón antológico en Arrate
La etapa fue una enorme emboscada que acabó con exhibición de Roglic y victoria de un Gaudu fortísimo. Pogacar se defendió con todo y no fue suficiente.
La historia de la última etapa de la Vuelta al País Vasco fue la de una batalla extraordinaria en la que todos los equipos se enfrentaron para tumbar al UAE de McNulty y Pogacar, pero en la que salió triunfador el ciclista más fuerte: Primoz Roglic. El esloveno del Jumbo protagonizó una exhibición de ciclismo atacante y estrategia en la que borró de un plumazo todas las dudas surgidas sobre su estado de forma y sobre la capacidad de organización del equipo neerlandés. Junto a un Gaudu, que tras ser el único capaz de aguantarle se llevó un merecido triunfo de etapa, el bicampeón de La Vuelta ganó su segunda Itzulia por piernas y por cabeza, en un espectáculo de jornada condensado en 110 km en los que pasó de todo desde el principio hasta el final.
Se salió a mil por hora y los intentos de fuga hicieron que se formara por delante un grupo de muchísima calidad. Ahí estaban Carapaz (Ineos), Carthy (EF), Fraile (Astana), Hirschi (UAE), O Connor (Israel), Tolhoek (Jumbo) y Enric Mas (Movistar). Un movimiento que luego se descubriría que, en la mayoría de los casos, eran los peones para la emboscada que se estaba preparando. El Movistar, que también metió a Verona por delante, ya avisaba de sus intenciones cuando, con esos dos ciclistas por delante, Valverde atacaba en el grupo del líder Brandon McNulty.
El Astana marca la carrera
El norteamericano, un corredor de gran proyección pero aún joven a sus 23 años, fue el desafortunado protagonista del momento clave del día. En la bajada de Gorla, el Astana, siempre preparado para liarla, lanzaba la carrera por detrás y el maillot amarillo se cortaba junto a Pogacar, que por entonces aún hacía funciones de gregario para su compañero. Por delante, Roglic, Valverde, Landa… lograban destacarse. Y comenzaba una espectacular persecución con dos bandos: todos contra el UAE.
Quedaban muchos kilómetros por delante y el grupo de Pogacar y McNulty estuvo a punto de cerrar el hueco, pero claro, por delante el Movistar tiraba con Mas y Verona, el Jumbo con Tolhoek… y por detrás el UAE se veía muy sólo, apenas con la ayuda de un Hirschi que se dejaba caer del grupo delantero porque se olía que la situación empezaba a ser dramática. Más cuando McNulty empezaba a flaquear y Pogacar pasaba a ser la primera baza del equipo.
Roglic y Gaudu
La ventaja empezaba a crecer (llegó a superar el minuto) y ese fue el momento que escogió Roglic para demostrar que su preparación para el Tour va viento en popa. En las rampas del 17% de Krabelin, aún con 45 km por delante, Roglic, que además llevaba a su compañero Vingegaard marcando a Pogacar, aceleraba. Landa y Valverde cedían, y sólo dos reputados escaladores como Gaudu y Carthy aguantaban el ritmo del esloveno. La película cambiaba radicalmente: Roglic, ante todos los demás.
Y poco a poco, la inercia cambió, a pesar de que por detrás Pogacar encontraba poca colaboración. Pero el ganador del Tour, a base de raza y algún relevo de Yates y Valverde, acortaba la distancia a unos 30” en las rampas de la subida final a Arrate. En ese momento, Roglic encontró a un gran aliado, Gaudu. El esloveno y el francés dejaban a Carthy para seguir su escalada hacia la gloria. Por detrás, Valverde sacaba la raza y sólo le aguantaban Pogacar, su sombra, un Vingegaard que llevaba a su rueda toda la etapa, y Yates.
Pero ya no quedaba terreno para reaccionar. Roglic le dejaba claro a Gaudu que el reparto no tenía fisuras: la etapa para el del Groupama, que él sólo pensaba en ganar su segunda Itzulia. Y esa colaboración acabó con ambos levantando los brazos en la cima de Arrate. Roglic había derrotado a Pogacar, que se subió al podio como tercero por detrás del ganador y de Vingegaard, dos Jumbo. El fenómeno del UAE ya sabe que su compatriota está bien, está fuerte y quiere desquitarse de su derrota en el Tour 2020. Es capaz y así lo dempostró en Arrate en una jornada antológica que pasa a la historia de la carrera vasca.