La burrada de Maxim Pirard: 1.001 kilómetros en Flandes
El ciclista, que compite en la modalidad de gran fondo, completó esta distancia en su particular homenaje al Tour de Flandes, recorriendo toda la provincia flamenca.
Los ciclistas belgas siguen demostrando su pasión por el ciclismo en estos tiempos sin competición por culpa del coronavirus y aprovechando la excepción que les permite salir a entrenar. Algunos de ellos siguen saliendo a la carretera para realizar desafíos y este fin de semana, con motivo del Tour de Flandes, con más razón.
Después de la aventura de 365 kilómetros de Oliver Naesen y los 505 kilómetros recorridos por Jarne Allewijn, el campeón del mundo de gran fondo Maxim Pirard quiso dejar una marca que será muy difícil de igualar. El ciclista belga, que en 2018 formó parte del Bahrain-Merida como stagiaire, completó 1.001 kilómetros en 34:31:20 con un desnivel acumulado de 4.147 metros de desnivel y un total de 17.396 kilojulios quemados.
Pirard, que ya participó junto a Naesen en su particular aventura, recorrió los límites de toda la provincia de Flandes saliendo desde las cercanías de Oudenaarde para poner rumbo a la frontera con Francia y bordearla hasta llegar a la costa, para bordear hasta las cercanías de Brujas y poner rumbo a Amberes, desde donde siguió rodando junto a los límites de Países Bajos. Al llegar a Masseik, Pirard puso rumbo al sur para llegar a las cercanías de Maastricht para desde aquí seguir el límite de la región de Flandes para regresar a casa.
Pirard analizó su aventura en declaraciones al medio belga Sporza, donde confesó que llevaba tiempo pensando hacer este reto. "Hice 1.001 kilómetros. Había pensado esta aventura durante el invierno, pero no sabía aún cuando lo iba a hacer. Ahora que no hay carreras quería rendir tributo al Tour de Flandes y qué mejor momento que este fin de semana".
El ciclista belga se mostró consciente de la situación que vive el país y asegura que realizó la salida con todas las garantías. "Antes de salir comprobé si podía hacerlo. No sobrepasé ninguna frontera y apenas pedaleé en compañía. Puede que siguiera los consejos para evitar esfuerzos extremos pero sabía a lo que me enfrentaba. No era mi primera vez".
Pirard tuvo que parar en la noche del sábado al domingo a causa del frío y gracias a la ayuda de la policía de Hoogstraten, que le permitió darse una ducha y tomarse una sopa de pollo caliente. "¿Que si tuve calambres? Mis piernas no tenían fuerza, no siento nada. La Policía me trajo una sopa de pollo, pero ahora me voy a comer unas patatas fritas", confesó tras su hazaña.