Geraint Thomas conquistó el Tour en 2018. Más de un año después, todavía arrastra “fatiga mental” de su mayor logro como ciclista: “Mi vida cambió por completo: el móvil sonaba sin parar, me requerían para mil compromisos y homenajes, apenas disponía de tiempo para mi familia y para llevar a cabo buenos entrenamientos. Sin embargo, conseguí centrarme y hacer una buena preparación para defender el título. Pero Egan fue mejor que yo y debo alegrarme, ya que compartimos equipo y en la edición anterior se sacrificó por mí”.

El galés, de 33 años, asume que “no tiene nada que ver ganar el Tour con quedar en segundo lugar”: “Mi teléfono regresó a la normalidad, mi día a día se relajó y toda la presión de medios y patrocinadores desembocó en Bernal. Demostrarme a mí mismo que podía defender el título en Francia y que seguía entre los mejores con mi segunda posición supuso una liberación. No obstante, necesito desconectar totalmente y resetear para 2020”.

Por eso renunció a la contrarreloj de los Mundiales de Yorkshire, aunque sí disputará la prueba de fondo como baluarte local junto a Adam Yates. A pesar de que suene chocante, porque no ha conseguido ninguna victoria en 2019 (además de su segundo en la ronda francesa, subió al cajón en Romandía en tercera posición), desea que concluya la campaña tras cruzar la meta de Harrogate: “Pretendo eliminar todo el cansancio físico y psicológico. El próximo curso vendrá con nuevas motivaciones, y deseo continuar entre la élite. Sopesaré los objetivos con el Ineos”.