En 2016, los hackers rusos Fancy Bears desvelaron que Bradley Wiggins se había aprovechado de las exenciones médicas (TUE) para usar el corticosteroide triamcinolona acetonide (prohibido en competición) antes de los Tours de 2011 y 2012 y del Giro de 2013. El Daily Mail reveló luego que un integrante de la Federación Británica había enviado por correo un paquete sospechoso al Sky el último día del Dauphiné de 2011. Se dijo que la bolsa contenía triamcinolona, pero no se pudo demostrar, como tampoco la defensa del equipo, ya que no se guardaron los registros de los medicamentos.

En una larga entrevista con el diario belga Het Laatste Nieuws, el campeón del Tour de 2012 expresó su “frustración por la falta de pruebas concluyentes” en el llamado affaire de la jiffy bag. Negó de nuevo cualquier conocimiento respecto al contenido del paquete y defendió su inocencia: "La afirmación de que estaba dirigido para mí no tiene sentido. Nunca lo vi. ¿Qué tenía? No lo sé. Tal vez era un dildo para Dave Brailsford (mánager del Sky). Todo se creó para destruirme". Wiggins también cuestionó la investigación del Parlamento de su país: "Se basaron en testimonios poco creíbles, no hice nada malo".