La última etapa del Giro 101 se convirtió en un esperpento que la bella Roma no merecía. Chris Froome se quejó a los jueces de lo peligroso del circuito, con algún tramo de pavés irregular y varias curvas exigentes. Sin embargo, sólo debían darse diez vueltas, 115 kilómetros en total. Secundado por otros corredores se procedió a neutralizar la jornada a partir del tercer viraje, sin validez salvo para el vencedor. Los hombres de la general pasaron a tomarse el día libre, con tiempo para apreciar el Coliseo, las Termas de Caracalla, el Circo Máximo, el Foro Imperial o el Monumento a Víctor Manuel II en una pachanga vergonzosa. Froome, de rosa, entró a más de 17 minutos de Sam Bennett. Dumoulin y López escoltaron al británico en el cajón.

Bennett se anotó su tercera victoria. Hasta la carrera italiana no había ganado en 2018 ni en una grande. De las siete volatas del Giro, en cuatro se impuso Elia Viviani y en tres el irlandés. El velocista del Quick Step se llevó la maglia ciclamino de la regularidad, pero su rival, segundo, ya es el corredor procedente de Irlanda con más triunfos en la Corsa Rosa: tres, por delante de los dos de Stephen Roche.

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