Lanzado por un efecto dominó que se inició demasiado tarde pero al que no hay quien pare, el deporte femenino sigue cruzando fronteras que hasta hace no tanto parecían vetadas. No hay disciplina que se les resista, la última la del ciclismo en el desierto, territorio conquistado en la Titan Desert 2018 por Doménica, una tienda de ciclismo destinada a mujeres que dio nombre y soporte a un equipo tan luchador como reivindicativo. Todo empezó lanzando una convocatoria para la prueba ciclista cuya respuesta superó las expectativas: de la idea inicial de participar con 20 integrantes, tras recibir 250 candidaturas, realizar una criba y 60 entrevistas, hubo que ampliar el cupo a 29, el número de desplazadas a Marruecos, todas ellas, requisito exigido, ciclistas amateurs.

El éxito de la expedición ha sido rotundo. Su lema, 'Desert is Female' ('El desierto es femenino'), caló en el campamento y se propagó fuera de él. El nombre propio de esa victoria es Sara Carmona, que corrió en 2016 la Titan Desert y que fue seleccionada como capitana. Desde el pasado noviembre, se encargó de coordinar los entrenamientos de todas las chicas. "Confiaba plenamente en el proyecto porque estuvimos muchos meses trabajando en ello y se ha visto mucha evolución además de compromiso. Sabía que lo íbamos a conseguir. Estoy superorgullosa y agradecida por el respeto: todas han luchado al máximo para conseguirlo", explica sonriendo horas después de haber cruzado la meta.

Y tiene motivos para hacerlo, no en vano su equipo ha protagonizado uno de los momentazos de la edición con la entrada en la meta final juntas, aplaudidas y vitoreadas por los presentes. "Nos hemos organizado por niveles para que nadie nunca estuviera sola. Y hoy finalizar juntas...", repasa con ilusión. "¿Volver el año que viene? No lo sé. Ha sido duro, muchos meses de trabajo... Hay que pensárselo bien". Tanto si sí como si no, su semilla ya es suficiente: en mayor parte gracias a ellas, la Titan ha visto pulverizado el récord de participantes femeninas, de 22 a 69. Esto no hay quien lo pare.