La edad es sólo un número: así es la Titan a los 71 y a los 16
Una charla entre Nino y Pablo, el mayor y el menor de esta edición, saca a relucir las diferencias y semejanzas de ambos en torno a una misma pasión.
En 19.901 días, el tiempo que distancia el nacimiento de Benigno 'Nino' Redruello (10-12-1946) y el de Pablo Antuña (5-6-2001), el mayor y el menor de los participantes de la Titan Desert 2018, caben muchísimas cosas. Todas ellas marcan generaciones, personas y sus formas de ver la vida.
La experiencia y la preparación
Las perspectivas de este jubilado y este estudiante de primero de bachillerato, a priori diferentes, convergen en varios puntos en torno a una misma afición: el ciclismo. Queda claro durante su conversación en el campamento de la Titan, donde recuerdan sus preparaciones para la carrera: "Es mi cuarta edición. Llegué a Marruecos con 6.000 kilómetros acumulados desde enero, habiendo salido seis días por semana e ido al gimnasio cuando llovía", dice Nino; "esta es mi primera. El año pasado la corrió mi padre, vine como acompañante y cuando llegué a casa le dije 'papá, quiero hacer la Titan'. No tenía bici, así que me compré una y me puse a entrenar. Me apunté a un gimnasio, su entrenadora me fijaba planes, salía todos los fines de semana con la bici y entre semana iba al gimnasio", detalla Pablo.
El sufrimiento
Si en algo coincide la gran mayoría de los titanes es en la dureza de la primera vez en la prueba, la peor para Nino por la presión que se impuso. Esa tremenda exigencia la ha vivido esta última semana en cuerpo y alma Pablo, que tuvo que dejar de correr la tercera etapa (el reglamento permite seguir dejando de salir en una jornada pero perdiendo la opción de ser finisher): "La primera fue muy dura y en la segunda sufrí mucho para llegar a meta porque me deshidraté cuando quedaban 40 kilómetros. Voy con mi padre y con un amigo de él, y decidimos no salir en la tercera para darlo todo en la cuarta, la quinta y la sexta". Ahí le sale la vena protectora, casi paternal, a Nino, que no termina de entender la presencia de Pablo en el desierto: "No se merece esto. Tener esa dosis de competitividad y de deporte... Me parece increíble por su parte, pero creo que es demasiado pronto".
La edad
En este punto, Pablo se defiende con un discurso que parece que no es la primera vez que pronuncia: "Admiro un montón a Nino. El otro día le intenté seguir, no podía y se escapó. Me parece increíble que pueda hacer esto. Pero es que, si estás preparado, da igual la edad que tengas". Desde luego, para Nino, que llegó con el lema "no tengo fuerzas para retirarme", los años no pesan: "Los 71 son los nuevos 50". En 2019, si nada ni nadie lo impide, se volverán a ver: Nino piensa venir con su hermano mayor (72 años) y Pablo promete guerra, regresar para acabar. Aunque con matices significativos, tienen una misma convicción: la edad es sólo un número.