España no presentará en la línea de salida de Jerusalén a ningún candidato a conquistar el Giro. Pese a que habrá ciclistas de calidad contrastada, como Mikel Nieve, Luis León o David de la Cruz, serán gregarios en beneficio de sus líderes: Chaves, Supermán López y Froome, respectivamente. Doce corredores participarán en la ronda italiana, seis menos que en 2017. Aunque no se trata del menor número de la década, ya que en 2015 se inscribieron sólo once y en 2010 y 2014 hubo sendas docenas.

El Movistar, único equipo procedente de España en el World Tour, alineará a cuatro ciclistas nacionales: Víctor de la Parte, Rubén Fernández, Antonio Pedrero y Rafa Valls. Sin un líder claro en la escuadra (el colombiano Betancur compartiría los galones con el ecuatoriano Carapaz, reciente ganador en la Vuelta a Asturias), podrán disfrutar de sus oportunidades para brillar en las jornadas de montaña. Los cuatro asumen que llegan para “colaborar con Betancur y Carapaz, para que terminen lo más arriba posible en la clasificación, e intentar conseguir alguna victoria parcial”.

En 2017 se alcanzaron tres triunfos, a cargo de un guipuzcoano, Gorka Izagirre; un vizcaíno, Omar Fraile; y un alavés, Mikel Landa. Landa también se llevó la maglia azzurra de mejor escalador (que heredó de Nieve, vencedor en 2016) y ganó la combatividad. Una moto truncó sus opciones de cara a la general, en la que concluyó 17º, el mejor español.

Pello Bilbao y Luis León se apuntaron sendas etapas en el Tour de los Alpes, y parecen las bazas ideales para repetir en el Giro si disponen de libertad en el Astana. El Israel, debutante en una gran ronda y cicerone en los tres primeros días de competición, contará con Rubén Plaza en sus filas. Otros veteranos como Irizar, Antón y Ventoso completan la relación.