Chris Froome se jactaba en sus redes sociales de realizar una preparación brutal en las semanas previas a regresar a la competición en la Vuelta a Andalucía. Como, por ejemplo, 272 km a 45 km/h con 3.500 metros de desnivel. Sin embargo, sólo ha registrado 1.349,8 km y 41 horas y 38 minutos este mes febrero. Pese a correr equipado con su GPS y potenciómetro en la Ruta del Sol, Froome no quiso compartir sus datos durante la carrera. Tampoco ha hecho públicos más entrenamientos en Strava.

Lleva ausente de las redes desde el 14 de febrero, fecha en la que regresó en Andalucía tras su positivo por salbutamol en la Vuelta de 2017. En la ronda acabó décimo, con unos discretos resultados tanto en la crono como en las dos ascensiones, y criticado por el resto del pelotón. Intentó atender a los medios, pero no mostró su habitual cara amable. La investigación sigue su curso y, según diversas fuentes, el pesimismo cunde en el Sky ante una posible sanción. La explicación del fallo renal resultará muy difícil de probar y, en cualquier caso, cualquier suspensión conllevará la pérdida de la Vuelta. Sus abogados le han recomendado mantener un perfil bajo y no exponerse en internet.