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CICLOCROSS | MUNDIAL

Esteban sueña en Valkenburg tras su milagrosa recuperación

El campeón de España sufrió la fractura de dos vértebras en agosto. Los médicos pusieron en duda su vuelta a la competición, lo logró y recuperó su mejor forma.

Ismael Esteban disputa el Mundial de Ciclocross de Valkenburg.
Marcos Bardón

El teléfono de Ismael Esteban sonó el pasado verano para ofrecerle un cambio de vida. El cántabro, que era campeón de España, recibió la llamada del Ginestar-Delikia, primer equipo profesional español en la historia del ciclocross. Por delante había un proyecto ambicioso y no lo dudó. Dejó su trabajo en una tienda de bicicletas y se dedicó por completo al ciclocross. La pretemporada comenzó en agosto, momento en el que todo se pudo torcer. Durante un entrenamiento en el gimnasio se fracturó dos vértebras. Difícil diagnóstico. "Primero no sabía si podría andar, después montar en bici, competir... pero a los dos meses de la operación ya comencé a correr", recuerda.

Sólo una palabra define su recuperación, milagro. "Con cualquier médico que hablo me lo dice. No es lógico, pero con mucho trabajo y el gran equipo que tengo detrás lo he conseguido", apunta. Sus primeras carreras fueron para tomar sensaciones. El resultado no importaba. "Tocaba empezar de cero, tenía miedo incluso de coger la bici por si caía. Llegaba de los últimos pensando en evitar algún toque, prefería ir sólo. Poco a poco fui encontrando más confianza y cogiendo la forma. Todo lo que no había podido hacer por la lesión lo tenía que recuperar. Mentalmente es duro, porque no estás al 100%, acumulas mucha carga de trabajo y ves que vas a tope y todos te pasan. No disfrutaba, pero antes de la Copa de España estaba bien y pude descansar. Fue clave", reconoce.

El campeonato de España en Legazpi fue un punto de inflexión en su difícil temporada. Empezó de menos a más y acabó doblegando al ciclista más en forma del pelotón español, Felipe Orts. Llegaba su segundo Nacional, pero todo parecía nuevo. "Fue como volver a nacer", admite Esteban. Ahora, tras dos pruebas más de Copa del Mundo, llega el momento de la última gran cita del año, el Campeonato del Mundo de Valkenburg. Estará lastrado por su lesión de nuevo, ya que saldrá atrasado al perder muchos puntos UCI, no le importa. La ilusión es su bandera.

"Mi as en la manga es el descanso. Llego muy motivado, intentaré que la tranquilidad en la semana previa me de la chispa suficiente para la carrera, como en Legazpi, y sobre todo poder hacer una buena salida, que al salir tan atrás es importante", apunta. La tarea será complicada, pero este viejo rockero (34 años) no se pone límite. "Es un orgullo que quisieran contar conmigo para el primer equipo profesional. No se lo que me puede quedar por delante, pero mientras disfrute lo haré, pero sobre todo estoy para ayudar, para que el equipo salga adelante y el ciclocross sigue en auge", concluye. Valkengurg espera al hombre milagro, él no se pone techo.