Chris Froome quiere más, mucho más. Es insaciable. Según The Times, el ciclista británico de origen keniata, ganador de Tour y Vuelta en 2017, hito que no había conseguido nadie desde que se corre la ronda española en septiembre, estaría meditándose seriamente junto a su entrenador, Tim Kerrison, la posibilidad de disputar el doblete Giro-Tour la próxima temporada.

El tetracampeón del Tour de Francia no anunciará su decisión final hasta conocer el recorrido de la Corsa Rosa, que se hará oficial el 29 de noviembre. Aunque las filtraciones que se conocen hasta ahora, que hablan de dos contrarrelojes y mucha montaña, son del agrado del líder del Sky. Además del recorrido, hay otro motivo que preocupa a Froome y a su equipo de trabajo: cómo llegaría al Tour, carrera en la que estará sí o sí.

Y es que el precedente de Nairo Quintana de esta temporada pesa mucho. Tanto el Sky como el propio Froome aseguran que "en 2017 ha marcado sus mejores registros de siempre, tanto en Tour como Vuelta". Pero importante es reseñar que el Giro se corre en mayo, con muy poco tiempo para recuperar fuerzas antes del Tour.

De confirmarse su presencia en Jerusalén, lugar desde donde partirá la 101ª edición del Giro de Italia, Froome lucharía por entrar en un selecto grupo con Merckx, Contador, Nibali, Gimondi, Anquetil e Hinault como únicos corredores capaces de conquistar las tres grandes. Pese a este gran aliciente, que ya es grandioso, Froome no descuida -tampoco- su posible quinto reinado en París, que también le introduciría en otro grupo de leyenda junto a Indurain, Hinault, Merck y Anquetil y que le seduce tanto o más que el primero. La última palabra la tiene Froome. Nadie más. Y en breve sabremos su veredicto.

Chris Froome

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