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VUELTA A ESPAÑA | 16ª ETAPA

Los trece primeros son ciclistas repescados: ganó Drucker

El luxemburgués del BMC se impuso en Peñíscola por delante de Selig. El primer corredor no recalificado que cruzó la meta fue Chaves, en el puesto 14º.

El luxemburgués Jean Pierre Drucker se impuso en Peñíscola.
EFE

Vuelta España: Etapa 17 en directo

Jean Pierre Drucker, un luxemburgués de 30 años, venció al sprint en la avenida Papa Luna. Con ese nombre se conocía a Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor (Illueca, 1328-Peñíscola, 1423), que fue Papa bajo el nombre de Benedicto XIII en los convulsos tiempos eclesiales de la sede de Aviñón y del cisma de Occidente. Unos años en los que llegaron a coincidir hasta tres Papas (también Juan XXII y Gregorio XII). Francia había retirado su apoyo al Papa Luna, que huyó a Peñíscola y se instaló en el antiguo castillo templario que corona la localidad en su imponente roca. Desde ahí mantuvo obstinadamente su Papado y se negó a renunciar. Ni siquiera cuando fue denominado antipapa por un Concilio. Murió con 95 años, después de superar algún intento de asesinato. Nunca cedió. Aquella tozudez de Benedicto XIII inspiró una expresión que ha llegado hasta nuestros días: “Mantenerse en sus trece”.

Y trece fueron este lunes los ciclistas repescados que ocuparon las trece posiciones punteras en el final de etapa de Peñíscola. Encabezados por Drucker. El primero de los corredores no recalificados que cruzó la meta fue Esteban Chaves: 14º. Y entre los veinte de cabeza también asomaron Chris Froome (17º), Nairo Quintana (19º) y Pavel Kochetkov (20º).

Un monumento del Papa Luna, ante el castillo templario de Peñíscola.
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Un monumento del Papa Luna, ante el castillo templario de Peñíscola.

Ya en la escapada del día se habían colado otros cuatro indultados: Dillier, Bystrom, Da Costa y Morice. Los otros dos sí habían llegado dentro del tiempo reglamentario el día anterior: Maté y Villella. Este último lo hizo al límite, a 24:48 minutos. La fuga en cuestión se quedó en tres supervivientes en el tramo final, entre ellos el marbellí Maté, lo que tiene doble mérito porque camino de Formigal había terminado a 2:49. La aventura de la jornada expiró a 12 kilómetros, por el impulso de los equipos de los recalificados hombres rápidos.

Recordemos los antecedentes. El domingo, después de la trepidante etapa de los Pirineos aragoneses, el jurado de la Vuelta decidió repescar a 93 corredores que habían entrado fuera de control: 91 de ellos habían llegado en un amplio pelotón, a 53:54 minutos, cuando el tope era de 31:24. El organizador alegó que reducir la participación a 71 ciclistas habría creado un enorme daño a “la imagen” de la carrera y a los equipos, que se habrían visto notablemente reducidos. El Sky, en concreto, se habría quedado sólo con Froome. No es la primera vez que ocurre. Ya en 2009, la Vuelta indultó a 57 ciclistas. Entre ellos, Greipel y David Millar ganaron luego etapas.

Más allá de los lances de la competición, el debate sobre la justicia de esta decisión inundó este lunes la Vuelta. Incluso si se acepta como comprensible que un organizador no quiera mermar tanto su carrera, lo que no se entiende es que el ciclismo todavía no haya buscado una solución alternativa. Algún tipo de medida. A bote pronto, se me ocurren varias. Una: sanciones económicas. Dos: que los resultados de los repescados no cuenten en la etapa del día siguiente. Tres: que los repescados desaparezcan de todas las clasificaciones generales. Cuatro: reducción de tiempo a los jefes de filas por cada recalificado de su equipo. Seguro que se pueden tomar esas soluciones o muchas otras. Prueben a buscar.

Porque lo que también daña “la imagen” de la carrera y del ciclismo es continuar “en sus trece”, como hacía el Papa Luna, y no resolver un problema que desvirtúa y falsea la competición.


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