Llegan los Alpes: últimas balas para disparar a Kruijswijk
El líder de la carrera defiende 3:00 sobre Chaves, 3:23 ante Valverde y 4:43 con Nibali. Este viernes toca la exigente llegada a Risoul. Giro de Italia: Etapa 21, contrarreloj final
El Girose adentrará en Francia por undécima vez en su historia. Cannes abrió el camino en 1955, con triunfo de Fiorenzo Magni, y Giovanni Visconti fue el último vencedor, en el Galibier, en 2013. Risoul, plenos Alpes, será la meta de una jornada que subirá también el Agnello. La ascensión final cuenta con 12,9 km al 6,9%, con rampas del 10%. El Agnello, de 21,3 km al 6,8% y porcentajes que alcanzan el 15%, tiene la cima a 2.744 metros de altura. La climatología ha respetado y la etapa se cubrirá íntegra con el plan previsto, aunque en las cunetas del Agnello se acumulan paredes de nieve. Tampoco corren peligro Vars, La Bonette y Lombarda, el menú formidable de mañana, con llegada en un tercera: Sant’Anna di Vinadio.
Precisamente, a Alejandro Valverde, tercer clasificado del Giro, a sólo 23 segundos de Esteban Chaves y a 3:23 de la maglia rosa de Steven Kruijswijk, le preocupa más el encadenado Vars-La Bonette-Lombarda: “Me parece aún más complicado este día porque arrancamos de salida en subida. No obstante, el Agnello y Risoul imponen respeto”. El murciano no cree que le afecte la altura, como en los Dolomitas: “Entonces fuimos por encima de 1.500 metros desde el km 75. Ahora, ascenderemos a casi 2.800 y bajaremos a 975. Este tipo de puertos no se me dan nada mal, me gustan”.
A pesar de comenzar la última semana con una ambición desmedida, Valverde ha moderado el discurso tras su victoria en Andalo… en la previa de las dos jornadas decisivas: “He conseguido mi triunfo y me encuentro dentro del otro objetivo, el podio. Quizá otros deban atacar, ya veremos si toca arriesgar o no. Me separan 23 segundos de la segunda plaza. Con lo fuerte que se ha mostrado Kruijswijk, que sí anda muy lejano, no se trata de una distancia insalvable con Chaves”. Respecto a sus energías, se siente “bastante bien”: “Nos hemos desgastado, pero hay buenas piernas y buenos ánimos”.
Mientras, Kruijswijk, arropado por su mujer y su hijo, se ve “cerca de un sueño”: “Me apoyan mi equipo, mis amigos, mi familia y mi país. Me noto en un excelente momento, con ganas para afrontar el desafío de la defensa del liderato”. Motivación no le falta. Superioridad cuesta arriba, tampoco. Los Alpes supondrán el último obstáculo de un, hasta hoy, dominio absoluto del Giro.