Nairo Quintana sentencia y Chris Froome saca el orgullo

Naira Quintana y Chris Froome fueron los dos nombres propios de la etapa reina del Tour de Romandía, una preciosa jornada de ciclismo que ni la constante lluvia logró empañar gracias a los constantes ataques. Ambos ciclistas, que serán encarnizados rivales en el próximo Tour de Francia, se convirtieron en los protagonistas de las dos peleas que se dieron en la misma carrera. La del británico del Sky, por un triunfo parcial que le ayuda a despejar dudas de cara a su preparación para la cita francesa. La del colombiano del Movistar, por la general de una carrera en la que ha demostrado su solvencia tanto en la contrarreloj como en la alta montaña, a pesar del empeño de sus rivales en intentar distanciarle.

Porque la batalla que se desencadenó en el último puerto camino de la meta en Villars-sur-Ollon hizo que la ascensión se convirtiera en un gran examen para ambos. Froome, que en la jornada del jueves había perdido 17 minutos, aprovechó que no era peligroso para la general y lanzó un ataque desde lejos a casi 40 km de la meta junto a Tejay Van Garderen. A los pies de la última subida, británico y norteamericano eran cabeza de carrera junto con los restos de la fuga del día, de la que aguantaban Kochetkov (Katusha) y Jungels (Etixx). Pero su renta era de apenas 50" y, con la pelea que se esperaba por detrás, no se podían dormir o serían alcanzados.

Y es que el grupo de favoritos la calma era tensa. El Katusha, que tenía a Kochetkov por delante, también mandó a Spilak de avanzadilla, señal de que Zakarin, como ya demostró el jueves, iba bien. Pinot, arropado por la FDJ, también se le veía atento en un pelotón donde mandaba el Movistar, que intentaba arropar a Nairo Quintana al máximo consciente de que su jefe de filas tendría que tomar la iniciativa cuando llegaran los ataques importantes... que empezaron con el primero de muchos de un Pinot muy activo.

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Pinot aceleraba y Nairo Quintana respondía

El francés se convirtió en el gran animador de la subida. Hasta en cinco ocasiones aceleró el ritmo buscando debilidad en un Nairo Quintana que siempre aparecía a su rueda. El del FDJ, que ganó la crono del viernes, había mostrado ciertas dudas en el descenso anterior, la que en ciertas situaciones aún parece su asignatura pendiente, pero en la ascensión no perdió ocasión de probarlo. No fue el único, Zakarin también se dejó ver, aunque con la misma suerte con respecto a un líder que hasta se tomó la libertad de contraatacar en alguna ocasión, minando así la moral de sus adversarios.

Ya por entonces, Froome había dejado de rueda a todos sus rivales y estaba en una auténtica contrarreloj para apuntarse la victoria. Cada vez que aceleraban por detrás, su ventaja, siempre en torno a los 40", menguaba. Pero el que no hubiera un ritmo constante le acabó beneficiando para acabar levantando los brazos en solitario. Justo detrás llegaba el grupo de Nairo Quintana (por cierto acompañado de un gran Ion Izagirre que se coloca tercero en la general) que dejaba sentenciada la general. Ambos habían sido los felices protagonistas de la jornada y seguro que se miraron de reojo en la meta conscientes de que, en el próximo Tour de Francia, la alegría de uno significará la frustración del otro.