TITAN DESERT | BELTRÁN Y CARRASCO
"'Triki', mi hijo Alejandro ha ganado todo lo que ha corrido"
Manolo Beltrán y José Luis Carrasco participan en la Titan Desert con el equipo Armas. Aquí comparten anécdotas del pelotón... e historias de autógrafos.
- No les va mal, ocupan la zona noble de la clasificación
José Luis. - Hoy sí, ha arrancado muy bien la Titan este año (José Luis acaba de enfundarse el maillot de líder). Las etapas de montaña han sido buenas para mí por las zonas rodadoras y el kilometraje.
Manolo Beltrán. - A José Luis el desierto le viene muy bien, yo prefiero que haya algo de desnivel por mis peculiaridades como corredor. En una carrera así no es habitual acumular 2.000 metros de desnivel en dos etapas, pero creo que la organización ha acertado haciéndolo este año, los corredores hemos disfrutado de un lugar bonito.
- ¿Siguen saliendo juntos a entrenar regularmente?
J.L. - Desde que dejamos el ciclismo profesional no hemos dejado de entrenar y el cuerpo tiene memoria. Aunque haya épocas en las que salgas menos, siempre mantienes un nivel aceptable para competir. Si podemos, intentamos salir casi todos los días, más o menos según los objetivos. Disfrutamos del deporte.
M.B. - Hay diferencias entre ser un corredor profesional que ama su trabajo y otro que esté ahí durante un tiempo y basta. Tú eliges una filosofía de vida, mientras eres profesional lo ves de un modo diferente a como lo vivimos ahora. Hoy no somos ni más ni menos que todos los titanes que participan aquí, compartimos su filosofía de vida, nos gusta la bici.
- ¿Nunca coincidieron en el mismo equipo del pelotón?
J.L. - No. Pero somos prácticamente vecinos, vivimos en la misma ciudad. Aunque haya mucha diferencia de edad ya entrenábamos juntos.
Manuel interrumpe. - José Luis tiene un autógrafo mío de cuando yo corría y él era juvenil o infantil. Ahora nos reímos entre los amigos, serían mis primeros años de profesional y en alguna gala se acercó a pedírmelo. Después hemos coincidido en las salidas y prácticamente nos vemos a diario.
- Pero eso también le pasa con Valverde.
M.B. - Esa es muy buena también, lo conocí siendo alevín o juvenil en el NH de Murcia. No sé para qué bajé al hall del hotel y me encontré a un señor con un crío, que era un tocho que no veas aunque fuera joven. Se acercó a mí y dijo: "¡Triki, mira Triki! Te voy a presentar a mi hijo Alejandro. Ha ganado todo lo que ha corrido. Que hemos quedado con Jaimerena para ver si hablamos con él y le hace un hueco en el equipo". Aquel chico era Alejandro Valverde. Después coincidí con él cuando pasó a Kelme y en las concentraciones se venían con Óscar Sevilla a Sierra Nevada. Me reía como con el autógrafo de José Luis, le decía: "¡Hijo, mira aquí al zagal, que ha ganado todo lo que ha corrido!".
- Carrasco se retiró muy pronto.
J.L. - Me tocó vivir una época fastidiada del ciclismo, el número de licencias españolas empezó a reducirse y había pocos equipos. Era un filtro, estuve un par de años pensando en volver, pero esa oportunidad no regresó. Me enganché al mountain bike y decidí olvidarme de la otra opción, porque por la edad sería complicado.
- Su mayor éxito, una etapa en la Volta a Catalunya de 2008
J.L. - Sí, para mí fue un gran sueño conseguir un triunfo en profesionales, en una vuelta ProTour. Es algo que quedará siempre en la memoria.
M.B. - Yo no he ganado nada (risas). Competí durante 14 años, probablemente en los mejores equipos. Mi fortuna ha sido trabajar y convivir con grandes campeones. Compartir habitación con Olano, Zülle, Freire, Tonkov... y me dejaré alguno. Con Lance (Armstrong) no compartí habitación porque él era un poco peculiar en ese aspecto. Imagine, en 2003 empecé la temporada en Bianchi con la idea de trabajar para Ullrich en el Tour y terminé haciéndolo para Lance. Antes hablábamos de José Luis y este deporte con él ha sido muy injusto, no hace falta que yo diga la clase que tiene como corredor. Yo he tenido mucha suerte por donde he pasado, primero por la salud y después por estar siempre en el momento correcto y con los pies en el suelo. He preferido trabajar para un líder antes que hacerlo para mí y ahí ha estado la clave.
- ¿Qué echan de menos de la competición profesional?
M.B. - Me gustan este tipo de carreras, sigo participando porque me gusta mucho viajar. Trabajo en Jaén en un centro grande y no dejo de moverme. El tema de la bici sirve como equilibrio y desahogo para una persona que ha vivido tan deprisa desde juvenil o amateur. Mientras tenga salud voy a seguir montando en bici.
J.L. - Lo echas de menos, lo veo por ejemplo cuando comparto entrenamiento con Javi Moreno, que está en Movistar.
Manuel sonríe y vuelve a interrumpir. - La que tengo de Javi también es muy buena. Un día, a la hora de comer en casa y suena el timbre. La pasta en la mesa, hay dos críos en la puerta y me asomo desde la ventana: 'Que veníamos a ver si nos podías firmar un autógrafo'. ¿Dónde? Había forrado una carpeta con un póster mío. Se lo enseñé a mi mujer: '¡Que soy yo, eh!'. Me dijo que les diera algo de merchandising. Le daría algún pin o gorras. Creo que entonces estaba yo en Mapei. Años después, venía a entrenar un chico con nosotros que ya era juvenil y llegaba a su casa siempre desfallecido. Un día salió el tema y me dijo que si me acordaba de cuando había ido a mi casa. Hemos entrenado juntos los tres toda la vida.
- ¿Ven muchos cambios en el ciclismo moderno a la hora de entrenar?
-M.B. - En mi último año ya hacíamos entrenamientos por vatios, se los recuerdo a Bjarne Riis. Todo evoluciona y es bueno para el ciclista.
- ¿Pero es cierto que antes había más ataques y también más pájaras?
M.B. - Tiene su lógica, ahora hay mucha más gente alrededor de un ciclista. La mesa del staff de un equipo en el Tour es tres veces más grande que la de los nueve corredores. Dietista, cocinero, fisioterapeuta, médico... eso evita las pájaras. No es lo mismo un equipo de mecánicos que te arregla la bici que otro mecánico enamorado de su trabajo que busca aligerar con cada pieza. Todos los equipos tienen ese cuerpo técnico. Quizás para el aficionado no es tan bonito o emocionante, se bloquea todo un poco más.
- En cuanto a la competición, llega el Giro y Alejandro Valverde, un veterano, se estrena aspirando a todo.
J.L. - Será una incógnita, los corredores al final tienen unos biorritmos y hay incertidumbres cuando afrontan una carrera de primeras. Hablamos de Alejandro Valverde y es capaz de todo. Llega muy bien tras la victoria en Flecha Valona, nadie mejor que él como para debutar a una carrera y ganarla.
- ¿A qué ciclista traerían a la Titan Desert?
Manolo Beltrán se lo piensa. - Valverde se atrevería. Pero no sólo porque sea listo. Aquí hay que ser humilde, te tiene que gustar mucho esto. Cuando tienes el culo pelado ya no sirve sólo ser listo. Hay campeones y campeones, creo que Alejandro lo haría bien.
- ¿Algún clasicómano como Boonen o Cancellara, grandes rodadores?
M.B. - Sufrirían mucho por el calor. No cuentes con ellos.
- Están aquí con la ayuda de un patrocinador, Naviera Armas.
J.L. - Colabora con RPM, la empresa que organiza la Titan Desert. Trabajan en el tema de la logística de la prueba y surgió la opción de venir porque tenían un par de inscripciones.
M.B. - Le damos las gracias a la empresa por confiar en nosotros, aunque estarán contentos con el resultado (risas). Vamos a vivir el momento, no vendo humo. José Luis ha podido salir líder el día de su cumpleaños. Seguro que ha sido un buen regalo dormir en el campamento, lo recordará. Haremos todo lo que podamos, pero en esta carrera hay un equipo y el resto estamos en inferioridad.
J.L. - No esperábamos estos días, hemos podido ser protagonistas y los días que dure serán bienvenidos.