Valverde y Lobato, a la caza del primer monumento de 2016
Los dos jefes del Movistar aspiran al triunfo en una clásica con muchos favoritos: Kristoff, Matthews, Cancellara, Van Avermaet o Sagan, pero sin Degenkolb.
Después de tres atípicas ediciones celebradas en domingo, con insistentes movimientos de los organizadores por incluir más cotas y exigencia (Le Manie y la Pompeiana), la Milán-San Remo, el primer monumento de la temporada, regresa a su esencia. Una carrera de fondo y resistencia, de 291 kilómetros, que se disputa en sábado para no coincidir con el calcio, y con las dificultades de toda la vida: el enorme desgaste acumulado, la Cipressa (5,6 km al 4,1%) y el Poggio (3,7 km al 3,7%).
La clásica entre las clásicas, por eso se le llama la Classicissima, se resuelve en los últimos 25 km con el encadenado de la Cipressa y el Poggio. Desde esta cima hasta la meta, ubicada en la Vía Roma de la encantadora y decadente San Remo, quedan cuatro kilómetros de técnico descenso y difícil culebreo... y apenas dos de llano. Como siempre, entre la subida y la bajada se decidirá el ganador: llegada masiva o algún valiente que rompa el pelotón. Conviene no perder nunca de vista la punta del grupo.
Excepto el vigente campeón, John Degenkolb, en fase de recuperación por el atropello que sufrió en Alicante, y Philippe Gilbert, enfermo, participará la crème de la crème en las pruebas de un día. Alexander Kristoff, segundo en 2015 y vencedor en 2014, debería ser el hombre a batir junto a Michael Matthews, tercero el año pasado y en un excelente momento de forma. Ambos han demostrado calidad y fuerza tras casi 300 km en las piernas en otros monumentos y Mundiales. Aunque tampoco habría que olvidarse de Tom Boonen, Ben Swift, Nacer Bouhanni, Arnaud Demare, Sonny Colbrelli o el prometedor Fernando Gaviria.
Para evitar una volata, gente como Fabian Cancellara, Geraint Thomas, Greg van Avermaet, Peter Sagan, Zdenek Stybar, Vincenzo Nibali, Michal Kwiatkowski, Tony Gallopin o Alejandro Valverde tendrá que acertar al ataque. A pesar de su potente rush final, el murciano no termina de convencerse sobre sus opciones (le gustaría más dureza) y asegura que ayudará a Juanjo Lobato, cuarto en 2014 y retirado en la París-Niza por unos dolores en la rodilla. Ellos son las mejores bazas españolas para ampliar el legado de Miguel Poblet (1957 y 1959) y Óscar Freire (2004, 2007 y 2010).