Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

VAN IMPE

“Siempre quise ser Bahamontes”

Los dos ganadores del Tour de Francia se encontraron en Toledo. Van Impe recuerda: “Bahamontes dijo en 1969 que ganaría el Tour de Francia. Se me puso piel de gallina”.

Dos águilas. Bahamontes enseñó a Van Impe algunos de los mejores rincones de Toledo. Aquí posan para AS con la ciudad al fondo.
Chema Díaz

Federico Martín Bahamontes (9-7-1928) pasea por los lugares más emblemáticos de Toledo con un acompañante inesperado. Los turistas le paran, siempre paran a Bahamontes: “¿Una foto, por favor?”. Y Fede acepta gustoso, pero puntualiza a sus asaltantes: “Que se ponga también éste... ¿A que no sabéis quién es?”. Los sorprendidos visitantes radiografían con la mirada a un belga de pelo cano. “Es Lucien Van Impe, ganador de un Tour de Francia y seis veces de la Montaña, igual que yo... Este ha corrido siempre para ser como yo”, aclara Bahamontes.

Van Impe (20-10-1946) visitó el pasado sábado a Bahamontes, comieron en un restaurante, departieron en la oficina del Águila de Toledo, pasearon juntos por la ciudad y... atendieron a AS.

—¿Qué hace usted por aquí con Bahamontes, señor Van Impe?

—Pues mire... Estoy aquí porque yo he sido el ciclista profesional que he sido gracias a Bahamontes. Cuando yo todavía era amateur, fue él quien dijo por primera vez: “Este chico va a ganar el Tour como yo”.

Fede interviene para explicarlo: “En 1969, yo estaba en la Vuelta a Navarra con el equipo La Casera. Cuando vi ganar a Van Impe, dije: ‘Este belga corre como yo, va a ser mi sucesor”. Van Impe asiente sonriente: “Cuando escuché aquello se me puso la piel de gallina. Y entonces me dije: ‘Quiero ser Bahamontes”.

El periódico belga Het Nieuwsblad se hizo eco de aquellas declaraciones en una doble página que Filip Osselaer saca de una carpeta y extiende sobre la mesa. Osselaer, que acompaña a Van Impe en la visita a Toledo junto a una fotógrafa, es el autor del libro biográfico sobre Van Impe que se publicará el próximo año, con motivo del 40 aniversario del Tour de Francia que ganó el flamenco en 1976. El libro, de la editorial Lannoo, se titulará Geel (en español: Amarillo). Y tendrá el subtítulo: Cómo ganó el Tour el último belga. “Bahamontes aparece en el principio y en el final del libro... Por eso estamos aquí”, aclara Van Impe.

—Usted cerró su palmarés con un Tour de Francia y con seis premios de la Montaña, en ambos casos el mismo número que su referente.

—Sí. Cuando gané mi sexto premio de la Montaña (en 1983) pensé: ‘Ya soy como Bahamontes, lo he conseguido’. Yo siempre he tenido mucho respeto por él, mucho, así que me dije: ‘No quiero ganar más veces’. Para mí era mucho más especial tener seis que haber ganado diez.

En aquel momento, Van Impe logró igualar el récord de Bahamontes, que con el tiempo ha sido batido por Richard Virenque, que suma siete, el último en 2004. El francés nunca conquistó el Tour, aunque subió al podio dos veces.

—¿Qué opina usted de Richard Virenque?

—Puf... Virenque no le llega a Bahamontes ni a los tobillos (y se señala el tobillo izquierdo). Ni a mí tampoco. Cuando yo coronaba los grandes puertos, iba en cabeza, con todos los grandes ciclistas. Y esprintaba con ellos. He corrido con Merckx, con Ocaña, con Fuente, con Zoetemelk, con Poulidor, con Gimondi, con Thevenet, con Hinault... Pero Virenque se escapaba, pasaba primero por todos y ¿luego qué? ¿Qué ganó?

Bahamontes se reincorpora a la conversación y salta como un muelle cuando oye el nombre de Virenque: “Yo se lo he dicho a la cara y se lo repito: ‘Si tú eres el mejor escalador, yo soy Napoleón”. Van Impe suelta una carcajada. Hay mucha complicidad entre ambos. “Es que somos amigos, dos escaladores”, apunta Fede. “Grimpeur”, añade Lucien en francés.

“También se lo hemos visto hacer a Laurent Jalabert (dos años)”, continúa Van Impe. “¿Y en la Vuelta a España? Este chico, Omar Fraile, es un buen corredor, pero ¿cuándo ha ido en cabeza? Eso no puede ser, porque el maillot de la Montaña pierde así prestigio”.

A propósito del maillot, el estreno de esta prenda a lunares en el Tour se impuso en 1975, a elección del patrocinador de entonces: Poulain Chocolate. Ese año, Van Impe logró su tercera victoria en esa clasificación. Por eso su imagen siempre estuvo asociada al maillot a puntos.

—¿Quiénes han sido los mejores escaladores de la historia? Además de ustedes, claro.

Bahamontes no titubea: “Charly Gaul, mi máximo enemigo”. Van Impe elige a un español: “José Manuel Fuente era el mejor de mi época, un ciclista bravo, bravísimo”. También agrega a la lista a Marco Pantani. Y entre los actuales, ambos coinciden: Nairo Quintana.

Lucien Van Impe tuvo una dilatada carrera profesional, desde 1969 a 1986: “Empecé cuando todavía corría Jac­ques Anquetil y terminé con Miguel Indurain”, dice orgulloso. En ese periodo corrió 21 grandes rondas (15 Tours, 4 Giros y 2 Vueltas). “Y no me retiré en ninguna”.

—En ese tiempo presenció usted en directo los reinados de Eddy Merckx y Bernard Hinault. ¿Quién fue más grande de los dos?

—Merckx, sin duda. Hinault fue grande, pero Merckx es el número uno de siempre.

Merckx ganó su último Tour en 1974. Van Impe venció en 1976. Desde entonces, ningún belga se ha coronado en Francia. En las otras grandes sí ha habido tres campeones, pero aún allá por los 70: Freddy Maertens, en la Vuelta de 1977; y Michel Pollentier y Johan de Muynck, en el Giro en 1977 y 1978.

—¿Por qué no salen más campeones belgas?

—Sí los hay, pero en las clásicas. En nuestra cultura ciclista de Bélgica, son más importantes. A mí no me gustaban, yo sólo las corría como entrenamiento. Mi fijación era el Tour. Ahora no pasa eso.

—Por cierto, usted corrió dos temporadas en equipos españoles: el Kas (1979) y el Dormilón (1986).

—Bueno, el Kas de ese año era casi belga, lo dirigía Robert Lelangue. Al Dormilón ya vine al final de mi carrera, con Maximino Pérez... Bravo Maximino. Gané en los Valles Mineros. Siempre tuve buena relación con España. De amateur, ya hacía mis entrenamientos en Salou.

Ahora ha vuelto a España para dar protagonismo en su libro a su amigo, a su ídolo, a su referente... “Siempre quise ser como Bahamontes”.