GIRO DE ITALIA | 21ª ETAPA
Landa: "El podio, una sensación única; me encantaría repetir"
El tercer clasificado del Giro, con 25 años: "¿Relevo de Contador, Purito y Valverde? Eso son palabras mayores. Ojalá me fuera la mitad de bien que a Alberto".
-¿Cómo llegó a Astana?
-Martinelli me conocía de mi victoria en la Vuelta a Burgos. Me llamó cuando quedó claro que el Euskaltel no iba a salir.
-Sus prestaciones en el Giro le proporcionarán muchas ofertas. ¿Saldrá del equipo?
-De momento me siento feliz aquí, veremos qué sucede en el futuro. Aunque me ha costado, me he ganado la confianza de mis compañeros y mis directores.
-¿Cuál es su relación con Vinokourov?
-Buena. Desde fuera parece un poco frío y distante, pero cuando intimas te das cuenta de lo buena persona y pedazo de pan que puede ser.
-¿No le preocupa el pasado sospechoso de su escuadra o que se dude de su rendimiento?
-Estoy a favor de castigar a los que cometen errores. Sin embargo, no hay que poner en duda a los ciclistas o al Astana por unos fallos puntuales. Que acabara bien la incertidumbre sobre la licencia World Tour supuso una liberación.
-Llegó a Italia como escudero de Fabio Aru y sale como el tercer clasificado y con dos triunfos de montaña de prestigio. ¿Vértigo?
-Sí, ha ocurrido todo de repente y no lo he asimilado. Me benefició comenzar la carrera como gregario, con mucha menos presión. En Astana no me quemaron, era el último hombre que debía permanecer junto a Fabio. Después, cogí la capitanía cuando él se encontró mal en el Mortirolo. Partí con el objetivo de una victoria, este resultado ha excedido mis expectativas.
-El cajón de Milán, el interés de los medios… ¿Se nota extraño?
-Cuesta acostumbrarse en tan poco tiempo. Aunque te agobias al principio, se trata de parte de tu trabajo y procuras atender a los que lo solicitan. También es bonito que reconozcan tu trabajo y te dediquen más atención.
-Diga cómo fue medirse cara a cara con Contador y batirle en Madonna di Campiglio y Aprica.
-Me sentí a su mismo nivel. Andaba al frente del grupo, controlaba, aceleraba… como en una nube. Y con ganas de que tocaran más días duros para probarme. Te otorga un subidón y un plus de autoestima que no había experimentado hasta la fecha. Hubo pique. En competición no existen los amigos.
-¿Le dolió que le pararan camino de Sestriere?
-Sí, y no me quedó otra que acatar las órdenes del coche. Se marcharon las oportunidades de un tercer triunfo, la Montaña y concluir segundo.
-Describa sus emociones en el podio.
-Ufff… Una sensación única, preciosa. Verte ahí arriba impresiona. Has logrado terminar entre los tres primeros del Giro, ¡casi nada! Me encantaría repetir.
-Durante la pretemporada padeció un citomegalovirus. ¿Temió por su progresión?
-Sufres cuando tus compañeros se entrenan y tú no, cuando no encuentras el golpe de pedal. Pero no debes obsesionarte. Con paciencia, sin adelantar los acontecimientos, regresas más mentalizado y con más fuerza tras superar la adversidad.
-Con 25 años, ¿creyó que no se produciría esta explosión?
-Pasan las temporadas y sabes que no valen más demoras, que tienes definirte como corredor y comprobar si te adaptas a las tres semanas, a las rondas de una semana o a las clásicas de un día. Aunque me entraron un poco de nervios y tensión en invierno, afortunadamente este Giro me ha confirmado como un ciclista para disputar grandes vueltas.
-¿Qué le gustaría hacer en un futuro próximo?
-Liderar a un equipo y aspirar a conquistar una grande. Quizá en la Vuelta o el Giro, el Tour lo considero aún lejos de mi alcance.
-¿Está capacitado para tomar el relevo de los Contador, Valverde o Purito?
-Ufff, eso son palabras mayores. Quiero buscar mi propio camino, conseguir éxitos… Ojalá me fuera la mitad de bien que a Contador. Gente joven llegará, seguro, pero esta generación colocó el listón muy alto.
-¿Por qué abandonó la licenciatura de Arquitectura?
-Deseaba convertirme en profesional. Estudié tres años y aprobé un curso. Sin darme cuenta, dejé el campo amateur y firmé por Orbea en 2009.
-¿Sus aficiones cuando se baja de la bicicleta?
-La pelota vasca, el cine o andar con la cuadrilla de amigos. Lo normal.