Richie Porte: "Las reglas son las reglas, no hay excusas"
El pelotón consideró que la sanción de dos minutos fue justa, ya que se infringió una norma clara que los corredores o los directores debían conocer.Giro de Italia: Etapa 17 Riva del Garda - Iseo
Simon Clarke y Richie Porte, protagonistas del cambio de rueda que acabó con un castigo de dos minutos para cada uno, charlaban amistosamente antes de la salida de Forlì. “What can we do?”, se preguntaba Porte, que exculpaba a su colega del Orica: “Las reglas son las reglas. Las aceptamos, aunque en este caso duelen por un gesto tan deportivo. No hay excusas, no tenemos que lamentarnos, sino mirar adelante con una sonrisa. Queda mucho Giro y habrá que intentarlo hasta el final. Me encuentro en una gran condición”. No obstante, la pérdida acumulada de 3:09 escuece: “Sí, es bastante para mi oportunidad de podio”.
Clarke no mostró arrepentimiento por su acción, al contrario: “Lo siento por Richie, no sabía que hacíamos una cosa irreglamentaria. Sin embargo, volvería a ofrecerle la rueda. Se trata de un muy buen amigo, que en un momento de crisis necesitaba mi ayuda. Actué con mi mejor voluntad para que perdiera el menor tiempo posible”. Mikel Nieve, compañero del tasmano, expresó conformidad y cabreo: “Lo consideramos una putada, pero el jurado impuso la pena que correspondía, nada más”. El error empeora porque Porte disponía de un gregario cerca, el bielorruso Siutsou. Un tema que no tocan en la estructura británica.
Dave Brailsford, mánager del Sky, continuaba firme en su postura: “Debió prevalecer el sentido común antes que las normas”. Sin embargo, el resto del pelotón no compartía su opinión. En el Astana lo veían como “un fallo gravísimo”. Giuseppe Martinelli, director de la escuadra, amplió su versión: “Ningún italiano daría su rueda a Aru. Por conocimiento del reglamento o por mera rivalidad. Si existe un artículo que claramente prohíbe lo que sucedió, simplemente se aplicó”. Un técnico que prefirió no aparecer citado fue aún más contundente: “Si los ciclistas no saben lo que hacen, lo tienen que saber en el coche. Para qué tanta tecnología y tanto pinganillo”.