La contrarreloj lastra a Purito y hace de Tuft el primer líder

Durante unas horas pareció que podía saltar la sorpresa, pero no. El tímido sol de Belfast dio paso a la lluvia prevista justo cuando el Katusha tomó la salida en la contrarreloj por equipos que abrió el Giro de Italia de 2014. Que parara minutos después de la entrada de Purito y los suyos sólo empeoró la situación, ya que el suelo se secó poquito a poco para BMC, Omega y Astana. Así que Urán le metió a Joaquín 1:28; Evans, 1:26; Roche y Majka, 1:10; Scarponi, 55 segundos; y Quintana, 38. Una barbaridad.

La cara de Purito al cruzar la meta denotaba cansancio y un enfado considerable. Imaginaba lo que iba a ocurrir. Sólo acertó a decir “muy jodida” para definir la situación. Al margen del agua, Gusev ralentizó el ritmo tras comerse una curva y la formación del Katusha no pareció cómoda ni demasiado estructurada, con Caruso y Vorganov descolgados enseguida. Aun así, el catalán chocó las manos con sus compañeros uno a uno y les agradeció el esfuerzo realizado antes de marcharse a rumiar el cabreo al hotel Ramada, en las afueras de la ciudad.

Al Movistar también le pilló el chaparrón, y además Antón y Castroviejo se quedaron pronto. Ambos padecieron un mal día. A pesar de la pérdida de tiempo respecto a Urán (50 segundos) y Evans (48), Quintana se mostró satisfecho dadas las circunstancias, porque obtuvo una renta de 38 sobre el que considera su máximo rival por la maglia rosa, Purito. Aunque peor le fue a Daniel Martin, eliminado con la clavícula derecha rota. Ni siquiera dejará su tierra para volar a Italia.

Los favoritos lo advertían en la previa: “No hay que perder el Giro en Irlanda”. Se impuso el Orica por tratarse del mejor equipo, especialista en la disciplina como demuestra su victoria en la contrarreloj por equipos del Tour de 2013, y por partir antes de que se produjeran los chubascos. Como guinda, colocó de líder al canadiense Svein Tuft en su 37 cumpleaños.

Las escuadras arrancaron en el Titanic Quarter, un moderno centro cultural elevado donde se ubicó el astillero Harland and Wolff, a orillas del río Lagan, el lugar en el que se construyó el mayor barco del mundo en el momento de su botadura (269,06 metros de largo por 28,19 de ancho). En el City Hall, en la meta, también existe una estatua conmemorativa y una placa con los nombres de las 1.517 personas que murieron el 15 de abril de 1912 en el viaje inaugural del Titanic. Premonitorio para el naufragio que aguardaba a Purito, pero esta carrera no ha hecho nada más que empezar.