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MILÁN-SAN REMO

Gerald Ciolek sorprende a Sagan en una Milán-San Remo mutilada

La prueba se neutralizó en Ovada, en el km 117, y se reanudó al final en Cogoleto, a 130 km de la meta. RCS permitió la salida a pesar de una copiosa nevada.

Gerald Ciolek, ganador de la San Remo 2013.
EFE

Gerald Ciolek conquistó una Milán-San Remo esperpéntica. Este alemán del Qhubeka continental sudafricano, de 26 años, campeón nacional con 18 (2005) y del mundo Sub-23 (2006), tenía como mejor triunfo una etapa en la Vuelta de 2009. Sin embargo, aprovechó el nerviosismo del máximo favorito, Peter Sagan (que lanzó demasiado pronto el sprint final), para sorprenderle en Lungomare Italo Calvino después de no dar un relevo y guardar fuerzas. Fabian Cancellara les acompañó en el podio, tercero de un selecto grupito de siete que se formó tras el Poggio.

Pero vamos con lo de esperpéntica. Primero, RCS pasó la Classicissima al domingo contra la tradición y con pronóstico de tormentas; segundo, dejó que el pelotón partiera con un trazado impracticable por la nieve; y tercero, la organización permitió un despropósito, ya que, en su intento de solucionar el lío, mutiló un Monumento como La Primavera. Si no se podía disputar íntegra, debería haberse suspendido: se perdió la esencia de una carrera de fondo, de 298 km. Las imágenes de corredores con escarcha en las viseras de los cascos, congelados (como Nibali), y las del traslado en bus, no son propias de una gran clásica de 106 años de historia. Tras la neutralización en Ovada, en el km 117, se cubrieron 130 desde Cogoleto sin las ascensiones a Turchino y La Manie: en total, 252 km. En el momento del parón, había seis fugados (Lastras, Montaguti, Rosa, Fortin, Belkov y Bak), que tomaron la nueva salida con 7:10 respecto al grupo.

Aparte, si hacemos caso a Tom Boonen, que no se bajó del autobús, se adulteró la prueba: “Esto no es la San Remo, no tiene ningún sentido. Al menos 100 retirados han regresado luego. Todo lo que ha ocurrido es culpa de la organización. Priman otros intereses, no los de los ciclistas, no se nos escucha”. Peter Sagan: “Con los 300 km de recorrido, habríamos tenido un vencedor distinto”. Dos mensajes muy claros.