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Ciclismo | MIlán-Turín

Turín ve el nacimiento del 'clasicómano' Contador

Alberto Contador demostró ayer en la Milán-Turín que acabó la Vuelta como un tiro. Entró solo en la meta junto a la Basílica de Superga y estrenó su palmarés en carreras de un día. El del Pinto, que tildó la victoria de "inesperada", cierra la temporada el sábado en Lombardía.

<b>FELICIDAD EN ITALIA. </b>Contador, que volvió a celebrar su triunfo haciendo el pistolero, entró radiante tras ser el más fuerte en Superga.
Juanma Leiva
Redactor de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, entró en 2007 en Diario AS, donde ha pasado por las secciones de Fútbol, Más Deporte y As.com, en la que actualmente cubre temas de todo tipo de modalidades.
Actualizado a

Contador se doctoró ayer en una de las pocas facetas ciclistas que le faltaban por dominar. El de Pinto, ganador de cinco grandes vueltas, conquistó su primera 'clásica' en la longeva Milán-Turín, la carrera de un día más antigua de Italia que celebraba su 93ª edición (la inaugural se disputó en 1876). La prueba, que no se corría desde el año 2007, estrenaba final en la cima de Superga, donde el español del Saxo dio una exhibición ante el público italiano, el mismo que le vio el año pasado conquistar un Giro que acabaría perdiendo por sanción.

Lo hizo frente a especialistas en estas lides como Purito o Nibali. El catalán atacó a falta de tres kilómetros. Contador no respondió, pero marcó ritmo de caza con un Nibali que acabó explotando. El de Pinto sí alcanzó a Purito, en cabeza en esos momentos junto a Ulissi y Kessiakoff. Tras tomar aliento, arrancó casi bajo la pancarta del último kilómetro con un hachazo de los que acostumbra a dar en las cumbres de las carreras por etapas. Ayer descubrió que también son letales en los muros de las clásicas.

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Como Bahamontes.

Llegó solo a la meta, en la Basílica de Superga, testigo del accidente aéreo de 1949 que se llevó a aquel mítico equipo de fútbol del Torino. El monumento también ha visto pasar muchas pruebas ciclistas, pero hasta ayer sólo había tenido el honor de ser final en una, la cuarta etapa del Giro de 1958. Entonces ganó Bahamontes. Ayer sirvió de escenario para el estreno de un Contador 'clasicómano'.

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