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Un día en la Vuelta

Purito y Contador sí empatan en el cariño del público

Los aplausos, a partes iguales

Apie de podio, mientras saludaba al eterno Jaime Mir, ese entrañable y simbólico bigote que llevamos viendo en televisión detrás de los ciclistas desde hace décadas, pude comprobar el "aplausómetro" de la afición de Valladolid hacia los grandes protagonistas de esta inolvidable Vuelta a España 2012. Y no me extrañó que el público repartiera su cariño a partes iguales entre Alberto Contador y Purito Rodríguez.

Los compañeros periodistas que llevan cubriendo la Vuelta desde su salida en Pamplona me cuentan que no siempre ha sido así. Que durante la mayoría de la carrera predominaban los gritos de "Contador, Contador""sobre los de "Purito, Purito". No quiero pensar que el público esté ahora expresando esa tendencia a enternecerse siempre con la imagen del débil. Mi teoría, más bien, es que Purito ha crecido a los ojos de muchos por su gallardía y elegancia tras la etapa de Fuente Dé, donde se despidió del maillot rojo. Purito perdió a lo grande y esa es una lección que ha calado tan profundamente como la gesta de Alberto.

Tras el protocolo del podio, Contador dio buena cuenta de un bocadillo, sentado en una silla mientras esperaba su turno en la puerta del autobús que acoge las conferencias de prensa. Dentro estaba el italiano Daniele Bennati, el ganador del sprint. El anterior vencedor en Valladolid había sido en 2008 Wouter Wey­landt, fallecido el año pasado en una caída durante el Giro de Italia. Bennati le recordó: ""Fuimos compañeros y amigos, él me ha dado fuerza". Fue otro de los aplausos sonoros de esta Pucela inmersa en las Fiestas de San Lorenzo y en la gran fiesta del ciclismo español.