Puedo afirmar sin titubeos que ayer pasé uno de los días más divertidos de mi vida deportiva. Cuando aparecí, junto a los compañeros Juan Mora y Juajo Vispe en el Molinón, me pellizqué para entender que aquello no era una cuestión futbolística. El estadio del Sporting, que ha quedado precioso tras la remodelación, ayer en sus aledaños sólo respiraba ciclismo. Hasta el Brujo Quini paseó su sonrisa perenne y su buen talante para apretar las manos de estos españoles que nos están emocionando en las montañas del norte. La afición, con el sonido de los gaiteros de fondo, se abrazaba y pedía fotos a Purito, Contador y Valverde como si fuesen Casillas, Ramos e Iniesta. Ellos forman la otra Roja, pero con pedales en vez de botas.

Luego disfruté, junto al boss Javier Guillén, de una etapa reina en la que descubrimos la belleza de las montañas de Asturias y León. Ambientazo en las calles, sobre toda en la Pola de Lena, con Jesús Guzmán, exciclista y responsable de Radio Vuelta en moto, contándonos la escapada del día y lo que se movía en el grupo de los 'gallos'. Luego llegó el éxtasis en el Cuitu Negru, con miles y miles de aficionados volcados con la fiesta. Purito fue de nuevo el mejor del trío de oro. Este crack es el culé que mejor me ha caído en mi vida. Simpático y majo fuera de la bici, a la vez que imparable encima de ella. Queda lo que pase en la Bola del Mundo, pero jamás olvidaré mi experiencia en la mejor Vuelta de la historia.