Después de su segundo puesto en el Tour y del bronce olímpico contrarreloj, afronta la Vuelta como el líder del Sky. ¿Cómo se siente?

Es una sensación agradable y una experiencia nueva, la de cargar con la responsabilidad de un equipo tan fuerte, donde corredores como Porte, Urán o Henao son top-ten. A la vez, la considero la oportunidad de mi vida. Pondré todo para lograr la victoria. Cuento con unos compañeros excepcionales que me ayudarán.

¿Se encuentra preparado para ganar la carrera? ¿No le pasará factura el desgaste?

La factura de hacer el Tour y los Juegos es más mental que física, por la exigencia de dar el máximo de ti en cada pedalada. Sin embargo, me fui a casa tras competir en Londres, descansé y me entrené duro. Me veo fresco y con buenas piernas. No me preocupa el cansancio.

¿Le asusta Contador, o Contador debería tenerle miedo?

Todavía no nos hemos enfrentado en una grande con los dos a tope, no dispongo de datos para valorar cómo actuaríamos. Alberto estará muy motivado en su regreso después de la sanción, y además cuenta con el aliciente de disputar la ronda de su país. La carretera decidirá.

Ha terminado segundo en sus dos últimas grandes. Ya se le coloca el cartel de favorito.

No me importa que me señalen o me otorguen más responsabilidad. Ahí están mis resultados y de lo que soy capaz, en Sky confían en mis opciones y deseo corresponderles.

La Vuelta le dio a conocer en la pasada edición, en 2011.

Sí, entonces demostré que puedo competir con los mejores durante tres semanas. Fue una gran satisfacción comprobar que había entrado en la élite. Guardo muy buenos recuerdos de ese primer podio.

El hecho de haber quedado segundo en Vuelta y Tour, supeditado a Wiggins, ¿no le molesta? ¿No cree que podría haber vencido usted?

Soy integrante de un equipo, y me debo a las órdenes que nos transmiten. Antes del Tour no habría imaginado alcanzar el cajón de París. Colaboré en el primer triunfo de un británico en Francia, en la competición ciclista más importante, y acabé segundo. Estoy muy feliz. Aparte, soy joven, tengo 27 años y espero más oportunidades de liderar al Sky en el Tour. Quizá en 2013 lleve los galones, o quizá sea otra vez Brad, o Rigoberto. Quién sabe. Lo que sí veo seguro es que si a Bradley le toca sacrificarse por mí, lo hará.

¿Dónde piensa que se conquistará la Vuelta?

En las subidas. Hay diez, todas con sus complicaciones, y llegan muy pronto: en las jornadas tres y cuatro ya tenemos dos. Habría preferido empezar con un poco menos de estrés. Luego, la crono individual también es bastante ondulada, así que se trata de una carrera para escaladores, con gente peligrosa como Contador, Purito, Van den Broeck, Gesink o Antón.

¿Ha planificado cómo ganar esta ronda?

Tras la Vuelta y el Tour, conozco cómo desenvolverme. Resulta excitante que un corredor aspire al triunfo tras haber sido segundo en sus dos últimas grandes, y quiero lograrlo. Soy el líder del Sky, asumo la responsabilidad, tengo las piernas a punto y deseo el triunfo.

¿Conoce el recorrido o alguna de las etapas clave?

No, no lo he inspeccionado. No sé nada de los finales en alto, así que iré día a día. Zandio y Flecha, al ser españoles, sí que saben cómo cubrir las ascensiones. Entre ellos y los técnicos me aconsejarán, aunque las del Cuitu Negru y la Bola del Mundo, con porcentajes por encima del 20%, resultarán decisivas.

Nibali ganó en 2010 sin haberse leído el libro de ruta.

No lo sabía, pero se trata de una buena señal. A partir de ahora, dormiré más tranquilo.

La prueba empieza con una crono por equipos. En 2011 les lastró la de Benidorm.

Es verdad, nos salió casi todo mal, con caídas y averías, perdimos muchísimo tiempo. Ojalá que en la de este año nos vaya mejor. Hemos trabajado duro, revisaremos el trazado y nos aseguraremos de no ceder apenas segundos, o de sacárselos a nuestros rivales.

¿Sabe que parte del recorrido transcurre por el encierro de los sanfermines?

No, aunque sin toros no habrá tanto peligro. Pamplona tiene pinta de ser una ciudad festiva y bonita. No he corrido nunca un encierro, será algo que quizá haga en el futuro, cuando cuelgue la bicicleta.