Acabó un triste Tour para la afición española. No pudimos contar con un corredor que siquiera luchara por el podio. Eso no ocurría desde hace catorce años, cuando los equipos españoles se retiraron masivamente en protesta por las redadas antidopaje de la Policía francesa. Quitando ese caso singular, hay que retrotraerse 25 años, desde que Perico Delgado ganó el Tour en 1988 y dio inicio a la gran tacada de nuestro ciclismo: diez victorias absolutas y 55 etapas.

La estupenda actuación de Luis León Sánchez, victoria en una etapa y dos tiros al poste, y el triunfo de Valverde en la jornada más competida de la carrera, salvaron los muebles. Es algo más que, por ejemplo, Italia y Bélgica, que no mojaron. Y se puede citar el atenuante de las caídas, que nos quitaron a Samuel, Freire, Rojas y otros cinco más (sólo terminaron 13), y que incluso dejaron maltrechos a Luis León y Valverde.

Pero el hecho es que dejamos de tener papeles principales en este Tour. Ausente Contador, lesionado Samuel y fuera de punto Valverde, nos quedamos con Zubeldia, que rindió a su nivel, pero sin poder codearse con los mejores.

Muchos años.

Pero más que estas circunstancias, la mayor preocupación viene de que el ciclismo español sigue sustentándose en una fantástica generación que ya ha cruzado la treintena y no encuentra el relevo: Freire (36 años), Samuel (34), Purito (33), Valverde (32), Cobo (31) y con Contador (29) e Igor Antón (29) a punto de cumplirlos

Eusebio Unzué (Movistar) y Gorka Gerrikagoitia, (Euskaltel) dicen no inquietarse y citan varios corredores como posible relevo. Pero, de momento, a ninguno de ellos se les puede imaginar luchando por el Tour.