De nuevo, como en los viejos tiempos, en la Selección española sólo se habla de Freire. Ninguno de los otros ocho componentes se atreve a personalizar en opciones propias. "Todos hemos venido aquí para ganar el Mundial con Óscar", dice Luis León Sánchez. Frases parecidas se les oyen a todos los seleccionados. Y a Freire se le ve tranquilo, seguro de sí mismo. Dice que llega a este Mundial con el punto físico que deseaba.
"A Óscar se le ve tan convencido de sus posibilidades que su seguridad se contagia. Cuando a un líder se le ve así el equipo se involucra más", dice Juanma Gárate. Y el caso es que el cántabro ha tenido este año la temporada más flojita en sus catorce campañas como profesional: sólo dos triunfos de etapa en la Vuelta a Andalucía. Pero eso no importa. Freire llega al Mundial y se transforma. Fue la carrera que le encumbró al ganarla en 1999 (Verona) y la que le consolidó tras repetir el título mundial otras dos veces 2001 (Lisboa) y 2004 (otra vez Verona).
Sólo otros tres ciclistas han ganado el Mundial tres veces, el italiano Alfredo Binda, que inauguró el palmarés en 1927 y repitió en 1930 y 32 y los belgas Rik van Steenbergen (1949, 56 y 957) y Eddy Merckx (1967, 71 y 74). Si Freire logra un cuarto título sería el único.
Freire está ilusionado porque la recta de meta está instalada al final de un repecho de 500 metros, al 4,5% de desnivel. Unas características estupendas para desarrollar su sprint de cálculo y potencia. No es al único que le gusta, claro. También Gilbert, Sagan y Hushovd, principalmente, se relamen con ese final.
Todo llano. Las dificultades vendrán de la escasa dureza del circuito. Es muy probable que a la última recta llegue un pelotón muy numeroso. "Freire es capaz de ganar un sprint con grupos de treinta o de cien corredores", replica Flecha. Pero el problema será la pelea entre tanto ciclista para poder coger una posición idónea en el sprint. "Va a haber mucho codo y empujón", reconoce Reynés. "Pero entre Flecha, Rojas y yo creo que seremos capaces de arrancar desde abajo y dejar a Freire en buena posición a 150 metros de meta para que culmine".
En un Mundial siempre hay mucho margen para sorpresas que estropean el mejor guión. Pero está claro que le Selección española sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Puede que hoy vivamos un día histórico.
