Cavendish: "Con mi equipo, lo más difícil es no ganar"

Uno de los secretos de las innumerables victorias de Mark Cavendish al sprint reside en la meticulosa preparación por parte del HTC de las llegadas. Sus nueve corredores se implican en la tarea: desde los que tiran para echar abajo la escapada, hasta el remate final de Cav, pasando por sus colocadores y el último lanzador. "Cuento con la fortuna de tener un magnífico grupo a mi disposición. Con el trabajo de estos chicos, lo difícil sería no lograr triunfos", analiza el velocista británico.

Cavendish explica el primer paso durante cualquier jornada: "Si por delante hay una fuga y tenemos posibilidades en la meta, colaboramos con otros conjuntos interesados en que se produzca una volata. Luego, solemos tomar la parte delantera del pelotón a unos 15 ó 10 kilómetros. Es importante abrirse hueco, coger una buena colocación y no quedarse encerrado". En estos tramos trabajan para él Sivtsov, Albasini, Grabsch y Tony Martin, potentes ciclistas.

El tren. Sin embargo, la maquinaria del tren del HTC no se pone "a pleno funcionamiento hasta los últimos tres kilómetros". Ahí, sus gregarios le arropan y evitan que otras escuadras revienten su estudiada formación: rodador-hombre rápido-rodador-lanzador-sprinter (Cavendish). Los rodadores (Velits y Martin) mantienen una velocidad elevada (alrededor de los 70 km/h) durante unos 500-700 metros, mientras que los velocistas (Howard y Degenkolb) imprimen un ritmo mucho más alto (casi 80 km/h) durante un esfuerzo más corto (unos 250 metros). Cav sólo debe cubrir los 200 metros finales.

El inglés perdió ayer a su lanzador, Matt Goss, por enfermedad. Ese papel corresponde ahora en la Vuelta al alemán Degenkolb: "Confío en todos por igual, pero el que mejor me deja es Renshaw (ausente)". Hoy, en Totana, primera ocasión para verles en acción.