El costarricense Andrey Amador, víctima de una dura caída en la primera etapa del Tour de Francia, afirma que sufre dolores en el tobillo pero que no se retira de la carrera "para no decepcionar a sus fans". "Antes de la contrarreloj por equipos (de ayer, domingo) apenas podía andar. Pero me dije que no podía abandonar el Tour el primer día. Tenía que insistir por toda la gente que me apoya", señaló el ciclista antes del inicio de la tercera etapa, entre Oleron-sur-Mer y Redon.

Amador, el primer costarricense enrolado en la aventura del Tour de Francia, sabe que la gesta que le queda por delante no será fácil.

"Correr el tour es ya de por sí muy sacrificado, pero cuando estás afectado por este tipo de problemas,...", afirmó mientras ladeaba la cabeza con una mueca de resignación.

El costarricense no pierde, sin embargo, la esperanza de llegar hasta los Campos Elíseos y ve un signo positivo que ayer lograra acabar con el resto de los componentes de su equipo, el Movistar español, la contrarreloj colectiva del día.

"Creo que el tobillo puede mejorar cada día", añadió la joven promesa del ciclismo costarricense, afincado en Pamplona desde hace años.

Amador es un luchador que sabe anteponerse a las trampas que le pone la carretera. Hijo de un costarricense y de una ingeniero rusa que acudió a trabajar a ese país, Amador llegó al Tour con el objetivo de lograr alguna etapa y tras dos descartes, el del fallecido Xavier Tondo y el del accidentado Mauricio Soler.

Un superviviente nato, como demuestra que en diciembre pasado estuvo a punto de rozar la muerte cuando entrenaba en su país y fue asaltado por unos desconocidos que le dispararon con una pistola eléctrica y le dejaron inconsciente al borde de una carretera con el único fin de robarle la bicicleta.

Sobrevivió a aquel trance y se aferró al deporte que ama, en el que quiere convertirse en el primer ciclista de su país que entra en los Campos Elíseos.