Hace dos semanas, el Foro Ferrándiz-AS acogió un debate sobre la regeneración del ciclismo, cada vez más sano, más limpio, más humano... Sólo han pasado 14 días y muchos de aquellos esperanzadores argumentos ya han caducado. "Nos hemos dado una hostia histórica", introdujo ayer Pedro Ferrándiz. Se nos ha quedado cara de tontos, diríamos otros. Los positivos en cadena de Alberto Contador, sobre todo, Ezequiel Mosquera, David García Dapena y Marga Fullana han devuelto al precipicio a las bicicletas... Y al deporte español.
"¿Tenemos un problema de dopaje en España?", era la pregunta que daba título al foro. "Pues ni mayor ni menor que el resto del mundo. El dopaje es un fenómeno global. Por eso surge la Agencia Mundial Antidopaje, para dar respuesta a un problema global y complejo", respondió Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, que acudió a Alcobendas escoltado en la mesa por Albert Soler, director general del CSD y presidente de la subcomisión de Salud y Deporte, y Francisco Javier Martín del Burgo, presidente de la Agencia Estatal Antidopaje (AEA).
Entre los tres hicieron una radiografía del sistema antidopaje español, pero la inquietud de la sala apuntaba a otros derroteros. Cuestión de imagen. "¿Por qué España siempre está bajo sospecha?", fue la primera pregunta. "Hace muchísimos años que eso es así. Hubo un punto de inflexión con Johann Muehlegg. Junto a otros casos de etapas anteriores, dejó esa impresión de España. Un segundo factor es la permisividad que había para acceder a los fármacos. Y un tercero, y no quiero parecer patriótico, es que nos miran más con lupa por los grandes resultados deportivos. No voy a decir que haya una conjura, pero, por ejemplo, ¿el New York Times ha dedicado tanto papel al positivo de Shelly-Ann Fraser, oro olímpico y mundial en 100 metros, como a Alberto Contador? Y con esto no niego que nosotros tenemos que ir a lo nuestro".
Antonio Alix (Eurosport) incidió en la misma línea: "No está en cuestión el sistema antidopaje español, sino lo que pasa después, la imagen que tienen de nosotros fuera. Por ejemplo, a amigos míos que salen a competir a otros países les han preguntado: '¿dónde está la carne?'. Hay que cambiar eso, que se vea que vamos a saco".
Lissavetzky no comparte que la imagen exterior sea tan mala: "Aquí no hay laxitud y tampoco me gusta poner a la gente en la hoguera. Puede que la percepción no sea positiva fuera, pero una encuesta demuestra que ese trabajo sí está valorado dentro. Además, si tuviéramos tan mala imagen exterior, no me hubieran reelegido en la AMA. Lo de la carne es sólo un chascarrillo, no hay que frivolizar".
Juanjo Vispe (Cuatro) hizo una profunda crítica y acabó con la misma conclusión que Alix: "España tiene muy mala imagen exterior". Entre los ejemplos que enumeró, "un cartel de la Diputación de Granada durante la rueda de prensa de Paquillo" o "la comparecencia de Astarloza rodeado de niños". Lissavetzky replicó: "Hay aspectos como esos que se nos pueden escapar, claro, pero lo importante es que a Astarloza se le descubrió y ahora está sancionado. El caso de Paquillo también es un ejemplo de política eficaz".
Precisamente esa política es la que destriparon Soler y Martín del Burgo en sus exposiciones iniciales. "La realidad y las cifras dicen que nos situamos en la media mundial. En 2009, en España hubo un 1,2% de casos adversos, mientras que la media mundial es de 1,11%", explicó el director general del CSD. "Puede que el ciclismo, por su repercusión social, enturbie esos datos. Pues bien, entre 2008 y 2010, nuestro país recibió once sanciones de la UCI, mientras que Italia tuvo diez. No lo ponemos como excusa. Tener tantos casos es desagradable, pero tampoco debemos flagelarnos".
Soler profundizó más en el ciclismo: "Al Xacobeo le hicimos controles por sorpresa antes de la Vuelta y dieron negativo. Eso quiere decir que el modelo no es perfecto". Al hilo de esta cuestión, Martín del Burgo también desveló que "la Fiscalía General del Estado y las propias fiscalías territoriales han aceptado entrar en los casos del Xacobeo y en el reciente suceso de las traineras. Siempre que alguien tenga información que conduzca a un delito penal, hay que animarle a que denuncie y la AEA hará traslado de ella en 24 horas".
Soler recordó que todos los deportistas españoles deben pasar controles antes de una gran competición internacional, "aunque luego se puede colar alguien, como Marga Fullana, que ha admitido que se dopó, o Maribel Moreno en Pekín 2008, que se metió una microdosis en Barajas". Y añadió que tiene en marcha "un plan de choque con la Federación de Ciclismo, que incrementa los controles por sorpresa. Gracias a ello, hay dos ciclistas a punto de ser sancionados, y otros cinco sospechosos en situación de peligro". El director general, que recibió algunas críticas por revelar esto último, descartó expresamente que uno de ellos fuera Contador.
El encadenamiento de positivos españoles ha deparado duras reacciones internacionales. Pat McQuaid, presidente de la UCI, denunció que "el 50% de los casos positivos anuales es de españoles. Su Gobierno tiene un problema". Y Ettore Torri, fiscal antidopaje de Italia, ironizó: "Todos los ciclistas se dopan. No veo posible erradicarlo, quizá haya que legalizar el dopaje".
No se quedaron sin réplica. Lissavetzky, sobre McQuaid: "Él asegura que no dijo eso. Si habla exclusivamente de ciclismo, se puede medir. Más allá del ciclismo, lo niega... Lo que pasa es que McQuaid es muy dado a las declaraciones". Y sobre Torri: "Me parece una exageración. Por supuesto, no todos los ciclistas se dopan".
A continuación, un clásico: la Operación Puerto. "¿Qué les parece que cuatro años y medio después siga abierta?", preguntó Ignacio Romo (Público). El micro lo pidió la directora general Matilde García: "Mi apreciación personal es que va muy lenta, pero como jurista he de aclarar que es a causa de nuestra justicia, que es garantista y se mueve en esos plazos". Una secuela de la OP fue el caso de Valverde, ya sancionado porque Italia logró una muestra de su sangre a través de una dudosa comisión rogatoria. "El CSD también pidió esa prueba y se nos negó".
Para acabar, Contador. "Hay que esperar al estudio científico. Me gustaría una solución rápida y rigurosa. Alberto ha sido valiente, ha dado la cara", dijo Lissavetzky, quien, hay que ser justos, tampoco se esconde.
