Wiggins vuela y Sastre se deja 25 segundos

Una crono cortita, de 8,4 kilómetros, vistió con la maglia rosa a Bradley Wiggins, el campeón británico contrarreloj. El Giro de Italia empezó en el Museumplein, la Plaza de los Museos de Amsterdam, una manzana donde se concentran las pinturas de Vincent Van Gogh, las piezas de arte moderno del Stedelijk Museum o las obras más emblemáticas de los flamencos en el Rijksmuseum. La ciudad holandesa, centro mundial del transporte urbano en bicicleta, se volcó con la carrera a pesar de la climatología adversa.

La lluvia, intermitente durante toda la jornada, benefició a los corredores que tomaron la salida con la calzada seca. Por ejemplo, Pinotti, único italiano entre los diez primeros y uno de los favoritos al triunfo, tuvo que rodar bajo un intenso aguacero. Hasta la irrupción de Wiggins como un avión, el mejor tiempo lo marcaba un estadounidense desconocido hasta ayer: Brent Bookwalter. Pero este chaval de Albuquerque, de 26 años, no es cojo: terminó 15º en la crono del Dauphiné Liberé 2009 (12,1 km) y ganó el prólogo del Tour de Utah (4,5 km) por delante de David Zabriskie. Bookwalter sólo cedió dos segundos ante Wiggins. Su compañero y líder en el BMC, Cadel Evans, también llegó a dos segundos para firmar la contrarreloj más destacada entre los candidatos a la victoria final. Habrá que ver si Wiggins se toma en serio el Giro, ya que se marcó como objetivo de la temporada el Tour. De momento, la ceremonia del podio la exprimió a tope, con varios lingotazos más de champán de los recomendados.

Vinokourov rentabilizó su buen momento de forma con un cuarto puesto, a 5 segundos. Nibali se dejó 10. Más discretos estuvieron Basso, a 23 segundos, y Sastre, a 25. Aunque Carlos deba remontar desde el primer día, las pérdidas no son grandes: habrá bonificaciones en todas las etapas de montaña. Peor les fue a los dos capos del Lampre, Cunego y Simoni, que palmaron más de 50 segundos. Pero el Giro no ha hecho nada más que comenzar.