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Ciclismo | La ruta del Tour

El Monte Calvo, un lugar repleto de leyendas

Bernardo Salazar
<b>EN MEMORIA. </b>Monumento al inglés Tom Simpson en el Ventoux.

"Impulsado únicamente por el deseo de contemplar un lugar célebre por su altitud, hoy he escalado el monte más alto de esta región, que no sin motivo llaman Ventoso". Así comenzaba la carta que el 26 de abril de 1336 escribía el poeta Francesco Petrarca al agustino Dionisio Da Burgo San Sepolcro. Si Petrarca no fuese el primero en ascender al Gigante de Provenza sí lo fue en dejar constancia de ello.

El Ventoux no es un puerto de montaña. Se yergue en solitario en la llanura provenzal. Esta es la decimocuarta vez que los routiers del Tour lo ascienden. Salvo en la primera ocasión (1951), que se realizó desde Malaucène, siempre se ha efectuado desde Bedoin.

Me impactaron las dramáticas fotos en Miroir Sprint de Kubler y Mallejac, desfallecidos en 1955. Recuerdo el mal trago de Gimondi persiguiendo a Poulidor diez años después. Y sobre todo las escalofriantes imágenes de Tom Simpson, primero haciendo eses sobre la ruta, después ayudado por los espectadores y por último derrumbándose sobre el caliente asfalto y sin responder a los intentos de reanimación del doctor Dumas; su evacuación en helicóptero y la noticia de su fallecimiento en Avignon. Todo ello con la televisión en directo.

En dos ocasiones ha sido final de etapa de una contrarreloj. En 1958 hubo un duelo titánico entre Gaul y Bahamontes, ganado por el luxemburgués con un segundo de avance y la duda del toledano sobre la exactitud del cronometraje. Grande fue la decepción en 1987 cuando Pedro Delgado fue vencido por Bernard y Herrera. Más reciente es el triunfo de Pantani regalado por Armstrong y la posterior polémica. Hoy la lucha en el Monte Calvo volverá a ser apasionante.