Armstrong quiere dar el golpe en la contrarreloj

Nuevo madrugón de Lance Armstrong para un control antidopaje (también para Contador y Klöden). Así empezó el día de descanso el americano, rey sin corona de este Tour que le tiene entre triste y realista. Sus gestos delatan que no está cómodo. "Me gustan los viñedos de Suiza", acertó a decir ayer. Ni una palabra más ante los medios de comunicación.

Su hora y media de entrenamiento acabó con el regreso al hotel sin ningún compañero al lado, custodiado por uno de sus guardaespaldas y con Ekimov conduciendo el vehículo oficial del Astaná. AS captó esta imagen, la de Armstrong entrando a toda prisa en la zona de los mecánicos montando la bicicleta de contrarreloj, que no es la misma con la que salió a rodar. ¿Qué estará tramando? No hay nada que esconder. Lance dijo en Verbier que en una semana "pueden pasar muchas cosas". Cree que en la crono del jueves puede recuperar tiempo perdido. Y si no, le quedará Klöden, pese a que el alemán diga que trabajará "para Armstrong o Contador". Le sobran fuerzas. Incluso para ganar la Vuelta en septiembre.