La trampa de Colmar será la amenaza para Contador

El Astaná lleva la carrera tan bloqueada que a sus rivales les cuesta encontrar una etapa ideal para desbancar no sólo a Alberto Contador sino también a Armstrong, Klöden y Leipheimer. Esas figuras hablaron ayer desde Limoges con el mismo realismo que Carlos Sastre. Por ejemplo, Cadel Evans, el único valiente en Envalira: "Soy realista y sé que será muy difícil ganar el Tour. El domingo en Verbier no van a tener problemas para controlar porque no es un puerto duro". El australiano descarta pues la primera jornada alpina, con llegada al inédito Verbier suizo, como lugar adecuado para atacar.

Sin embargo, a Evans se le abren los ojos cuando le preguntan por la jornada de este próximo viernes, la etapa con final en Colmar, al pie de los Vosgos. "Será peligrosa", afirma el australiano. Serán dos puertos de tercera, uno de segunda y dos primeras (Platzerwasel y Firstplan), el último a 20 kilómetros de Colmar con porcentajes del nueve por ciento de desnivel. Se anuncian lluvias para el final de semana y mucha batalla en la carretera.

La de Colmar puede ser una gran trampa pese a que en Saxo Bank prefieren estirar sus opciones para la tercera semana: las dos etapas (martes y miércoles) sin llegadas en alto pero con los Grand y Petit Saint Bernard, Roselend y La Colombière como puertos atractivos. "En los Alpes daremos espectáculo", apunta el director, Biarne Riis. Su pupilo, Andy Schleck, quizá el más en forma de todos los aspirantes, piensa que "no hay nada decidido" y que forzará "antes de Annecy": "Sé que en la contrarreloj perderé tiempo respecto a los astaná, aunque espero que no sea mucho".

Desde el Cervelo se mira a "un ataque que se producirá desde lejos", según Gómez Marchante, lugarteniente de Sastre. ¿De quién? Todos miran al Novotel de Limoges, sede del Astaná. Lance Armstrong tiene un as guardado en la manga, pero por ahora se lo reserva en el maillot negro de Livestrong que usa para entrenar.