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Ciclismo | Tour 2009

Armstrong: "Existe tensión en el equipo"

"Contador es ambicioso, quiere ganar. Yo también"

<b>EXPECTACIÓN. </b>Armstrong, siempre rodeado, vaya donde vaya.
reuters

Tras las etapas, Lance Armstrong no suele regresar al hotel en el autobús con los compañeros. Sólo lo hizo en Barcelona, curiosamente el día en que Contador se quedó en la meta por un compromiso televisivo. El texano suele subirse a un coche del Astaná, acompañado de los dos agentes que la policía francesa le ha puesto su lado durante todo el Tour.

Estas dos personas revisan todo en el hotel. Inspeccionan las habitaciones contiguas a la de Lance, peinan la sala de la cena, identifican a todas las personas que están en el hotel. Hay un grupo de cuatro policías que va rotando en favor de la seguridad que envuelve al llamado patrón del Tour. La fotógrafa Liz Kreutz le sigue a todas partes, y también Alex Gib­ney con sus cámaras, ya que rueda un documental sobre su regreso al ciclismo después de más de tres años retirado.

No hay roce.

En esas cenas, grabadas y retratadas, Lance y Alberto se sientan lejos el uno del otro. No hay mucho contacto. Al fin, tras más de una semana de falsas apariencias, Armstrong se ha quitado la careta. "Honestamente, debo reconocer que hay tensión en el Astaná". Ya no hay vuelta atrás. En una entrevista concedida en exclusiva a la televisión pública francesa, Armstrong tuvo la oportunidad de anunciar algo que la dirección de carrera temía: "Quizá no sea mi último Tour". Incluso le llegaron a preguntar sobre si algún día presidirá la Unión Ciclista Internacional.

Al lío. "Contador es ambicioso y quiere ganar. Yo también. No obstante no tendré problemas en reconocer su triunfo si lo consigue". Están empatados en deseos. Se le pregunta si firma ser tercero en el podio. "No", responde. "No hago promesas". Aunque ya no es el de antes. "He vuelto más relajado. Ya no tengo la mano de hierro de hace unos años, ni soy el jefe".

Se ha vuelto un seductor hasta el punto que ha logrado que su único rival esté en su propio equipo. Lance sabe que su mayor peligro es Contador. "Los demás tendrán que ser más agresivos". En el pelotón no sufre y fuera, menos, porque le apartan las moscas a cañonazos. Sólo le incomodan los seis controles antidopaje a los que ha sido sometido.