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Denver NuggetsDEN
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Finalizado

NBA | TIMBERWOLVES-NUGGETS (0-3)

Se aplica la ley del más fuerte

Denver Nuggets gana en pista de los Timberwolves y deja vista para sentencia su serie (3-0). Hay demasiada diferencia. Mañana, el cuarto partido.

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Se aplica la ley del más fuerte
GREGORY SHAMUSAFP

Ahí va la eliminatoria. Por si había alguna duda. Denver Nuggets llegó a Mineápolis y ganó (111-120) con la autoridad con al que el primer cabeza de serie gana al octavo siempre que no se despiste lo suficiente. No fueron unos Nuggets imperiales, ni concentradísimos. Fue… lo necesario contra un enemigo muy inferior, que juega contra su rival y, a la vez, contra sus propias limitaciones y contradicciones. Así ha sido toda la temporada, una difícil para unos Timberwolves que están al borde de una eliminación (3-0) que es, sencillamente, cuestión de lógica.

Al menos, los Wolves lo intentaron. Pero, salvo milagro (nadie ha remontado nunca un 3-0 y no parecen candidatos ni siquiera a probar suerte), su temporada está a punto de acabar. Seguirán sin una serie de playoffs ganada desde 2004 (es la tercera que juegan desde entonces) y se irán de vacaciones con muchísimas dudas, un año después de regresar a las eliminatorias y lanzar su all in con el masivo traspaso por Rudy Gobert. La cosa no ha ido bien, el francés y Karl-Anthony Towns son una extrañísima pareja que absorbe demasiado espacio y Anthony Edwards es de largo la mejor noticia de un equipo que tiene que rodear bien a su estrella joven. Pero que se dejó casi todo su margen de maniobra en la operación Gobert, camino de ser uno de los peores traspasos de la historia. Que estén lesionados Jaden McDaniels (por dar un puñetazo a una pared…) y Naz Reid tampoco ayuda, desde luego.

El público quería creer, gritar. Pero parecía cohibido en el primer tiempo, como si no terminara de creer que su equipo pudiera dar un buen puñetazo en la mesa. Eso cambio en el inicio del último cuarto, en un intento de caza finalmente inconclusa, un golpe de calor al partido antes de que los Nuggets lo pusieran definitivamente a buen recaudo. Una desventaja de trece puntos amasada por los visitantes después del descanso bajó varias veces al rango de cinco o seis, nunca más de eso. A los Nuggets tampoco les costó horrores manejar la crecida de los Wolves. Más bien dieron la sensación de ganar sin problemas, con un toque de piloto automático en este caso bien entendido.

Los Wolves pelearon, todo lo que ellos pueden pelear. Pero concedieron demasiado en la lucha por el rebote y permitieron un 57% en tiros de los Nuggets. Ni siquiera sacaron ventaja de un silbato generoso: tiraron 22 tiros libros más (35 por 13). El banquillo fue un agujero negro, con unos minutos horribles de Nowell y muy poco de un Kyle Anderson que es tan importante cuando juega a su mejor nivel. Cuando llegó la hora de la verdad, todo fue mirar qué hacía Edwards, que acabó con 36 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias y más tiros libres lanzados (15) que todo el equipo rival (13). Towns y Gobert volvieron a hacer poca cosa juntos, el primero en 18 puntos y 10 rebotes y el segundo en 27+7. Más números que trascendencia, los dos. Con mejores intentos de ejecución de salida, al menos, y más capacidad según avanzó el partido para aprovechar los minutos sin Jokic (sobre todo cuando el serbio hizo la cuarta falta), los Wolves se regalaron una oportunidad. Pero no la aprovecharon.

No es muy buena señal perder los parciales en tramos de rotación en los que hacen camino jugadores como Bruce Brown, Jeff Green y Christian Braun. Así (10-29 en puntos de banquillo) no ganas a los Nuggets. Jamal Murray no hizo nada especial porque no fue necesario (18 puntos, 9 asistencias), Kentavious Caldwel-Pope metió tiros, Aaron Gordon hizo un poco de todo, Michael Porter Jr jugó un gran partido (25+9) y Jokic sumó su séptimo triple-doble en playoffs (20+11+12) con la sensación de que no forzó la máquina. Como su equipo. Para qué, en realidad.