Obra maestra de Jordi Fernández
Los Nets, en cuadro, remontan 18 puntos en la segunda parte en pista de los Warriors. El equipo de Brooklyn, una de las sorpresas de la temporada.
En una temporada en la que una de las conversaciones más habituales gira en torno a lo inferior que es la Conferencia Este con respecto a la Oeste, hay un equipo de la primera que está 5-1 contra rivales de la segunda: Brooklyn Nets. Y eso después de barrer hacia el Atlántico un back to back tremendo en California, con victorias en pista de Sacramento Kings (domingo) y Golden State Warriors (lunes). Los Nets de Jordi Fernández, para el que se empiezan a apilar de forma masiva los halagos en la prensa neoyorquina, están 8-10, octavos del Este y a dos partidos y medio del cuarto puesto.
Es, conviene recordarlo, un equipo pensado para hacer una reconstrucción profunda. Que traspasó a Mikal Bridges y recuperó sus propias rondas de draft, que las tenía Houston, porque contaba con perder mucho y no quería que otro capitalizara sus miserias. Y que se frota las manos pensando en el mercado de invierno, una pasarela por la que desfila literalmente toda la plantilla. ¿Dennis Schröder? ¿Cameron Johnson? ¿Dorian Finney-Smith? Habrá que ver quién sigue más allá de febrero. Medio en broma pero también medio en serio, cada vez se dice más alto que no va a quedar otra, más allá del objetivo obvio de recopilar capital de draft y talento joven, si realmente los Nets quieren acabar con uno de los peores balances de victorias de la regular season. Porque como le dejen recursos a Jordi Fernández…
Los Nets ganaron en pista de unos Warriors que salieron a jugar como líderes del Oeste (acabaron el partido detrás de los Thunder) y que tenían las orejas tiesas porque venían de dejar escapar una ventaja de 17 puntos contra los Spurs. Y que no habían perdido dos partidos seguidos en toda la temporada. Hasta el ecuador del tercer cuarto, la cosa seguía la ruta lógica, con una cómoda ventaja local (86-68) a lomos del show de Stephen Curry y contra un rival superado y totalmente en cuadro. Pero, a partir de ahí, sucedió lo que parecía imposible, incluso en esta NBA de tantos puntos, rachas y remontadas. Y los Nets ganaron (120-128).
Remontaron en back to back y con esta lista de bajas: ausencias ya asumidas como las de Bojan Bogdanovic y Day’Ron Sharpe a las que se sumaron las de Ben Simmons, Dorian Finney-Smith, Noah Clowney y Nic Claxton. Durante el partido cayeron Cam Johnson y Cam Thomas, dos de los principales de un equipo sin ninguno de sus cinco jugadores de más tamaño y literalmente sin pívots puros. Que había conformado la rotación a última hora, a golpe de two-ways y gracias a que Dennis Schröder, duda hasta última hora, pudo jugar finalmente.
Así ganaron los Nets. Con una intensidad defensiva salvaje (26 puntos extraídos de 13 pérdidas de los Warriors), un ejercicio de fe conmovedor y un excepcional trabajo táctico de Fernández: “Solo quiero que mis jugadores tengan confianza y jueguen duro de verdad. Que hagan las cosas que tenemos que hacer, que presionen en defensa, que tiren cuando están liberados, que pasen y circulen por la pintura… que juguemos igual siempre, y bien, tengamos ocho, nueve, diez u once jugadores”.
Desde ese punto del +18 (a algo más de siete minutos del cierre del tercer cuarto) y hasta los últimos 120 segundos, los Warriors solo anotaron 24 puntos. Se deshicieron con Curry (28 puntos, 7 asistencias, 8/16 en triples) muy solo. No jugó Kuminga y Buddy Hield se va quedando sin puntería tras su gran inicio de temporada. El final de partido (28-41 el último cuarto) fue calamitoso para unos Warriors que son un buen equipo pero necesitan algo, un movimiento importante, para ser un gran equipo. Al menos pensando en la primavera, en los playoffs.
Schröder anotó 17 puntos y repartió 4 asistencias solo en el último cuarto. Acabó con 31 y 7, el protagonista principal de una noche de héroes. Fernández cerró el partido con el base alemán, Keon Johnson, Jalen Wilson, Ziaire Williams y Trendon Watford. No tenía nada más. Y así remontó 18 puntos, en back to back y en una noche en la que el cansancio y las ausencias, algunas muy importantes sobre la marcha, daban coartada para dejarse ir en una pista muy complicada. Nada de eso: Williams, Wilson y Watford hicieron un esfuerzo enorme y los Nets se llevaron de la Bahía la que es, seguramente, su victoria más impresionante de toda la temporada. Una que tuvo tientes de milagro y, sobre todo, una firma clara: la de Jordi Fernández, que está maravillando en sus primeros pasos como entrenador principal en la NBA.
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