NBA CUP | CAVS 144 - 126 BULLS
Los Cavs piden cita con la historia: 14-0
El equipo de Ohio sigue invicto y está a una victoria de igualar el segundo mejor inicio de la historia de la NBA. Donovan Mitchell, con 37 puntos, el mejor.
La mascota salió a la pista del Rocket Mortgage FieldHouse de Cleveland con los jugadores de los Cavaliers con un cartel que reflejaba un 14-0 que es historia viva de una franquicia cuyo techo es el cielo. Nueva victoria para la franquicia de Ohio, una más, para convertirse en el sexto equipo con dicha racha nada más empezar la temporada. Y tener todos los récords a su alcance. De hecho, estar a sólo un partido de igualar el segundo mejor comienzo de siempre si ganan su próximo encuentro (a priori, sencillo) en casa ante los Hornets. Eso les igualaría a los Rockets de la 1993-94 (los de Hakeem Olajuwon, con Rudy Tomjanovich de entrenador) y a los prehistóricos Capitols de la 1948-49 antes de que lleguen las vacas flacas en un encuentro clave en la racha: ante los Celtics, en la noche del próximo martes a miércoles y en el contexto de la NBA Cup en la que han debutado con victoria. Si salen vivos, tendrán la segunda mejor marca en solitario. Por delante, claro, quedan los Warriors del 73-9, que empezaron con un todavía lejano (¿o ya no tanto?) 24-0.
Los Cavaliers, literalmente, arrollaron: 144-126, la cifra anotadora más alta de toda la temporada. En el primer periodo se fueron a 49 puntos, casi media centena, anotando un 19 de 22 en tiros de campo, 7 triples en 10 intentos y 4 de 5 en tiros libres, además de repartir 10 asistencias. El ritmo frenético es imposible de seguir por nadie, incluidos unos Bulls carentes de defensa pero con un talento ofensivo que les permitió no recibir una diferencia pésima. De hecho, no perdieron por más de 19 puntos en todo el partido y el resultado final fue de 18, un mal menor si tenemos en cuenta que su presencia fue anecdótica (como todos los rivales que caen al paso de los Cavs) y que intentaron hacer lo que pudieron en un partido en el que hubo un sólo equipo, sea eso una metáfora o no. Al final del partido, los locales rozaron el 55% en el lanzamiento y el 49% desde el exterior (21 de 43 en triples, absolutamente tremendo) y 21 de 24 en tiros libres, además de repartir 33 asistencias. Casi nada.
Como no podía ser de otra manera, los Bulls perdieron. Pero hicieron lo que pudieron: 29 puntos de Coby White (6 de 11 en triples), 25, con 8 rebotes, de Nikola Vucevic, 17 (con 9 asistencias) de Patrick Williams o 15 desde el banquillo de Ayo Dosunmu. La parte negativa fue la de Zach LaVine, que se fue a 8 tantos (con 4 rebotes y 9 asistencias), 4 de 16 en tiros de campo y 0 de 3 en triples. El equipo entrenado por Billy Donovan jugó muy bien, estuvo por encima del 50% en tiros de campo y anotó 20 triples en 42 intentos, además de repartir 32 pases a canasta. Las 17 pérdidas fueron casi un dato más, ya que la demostración de poderío local fue soberbia. Ni con grandes porcentajes de acierto ni moviendo bien el balón, los Bulls pudieron plantar cara a un equipo de rotación infinita, hinchado de confianza y que impone un poderío físico que nadie puede seguir, además de tener un nivel de acierto brutal, extraordinario. Es más, se atraparon apenas 76 rebotes en todo el duelo de forma combinada... 7 de ellos ofensivos. Buena muestra de las pocas posibilidades que hay de sumar en esta estadística. Entre otras cosas, porque si no hay errores, no hay rebotes.
Donovan Mitchell fue el mejor de unos Cavaliers siempre corales, pero que contaron con el poder del escolta y su anotación: 37 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias, con 12 de 23 en tiros, incluidos 7 triples en 13 intentos. La participación fue prácticamente unánime: 14 tantos y 8 rechaces de Georges Niang, un poder omnipresente de Jarren Allen (24+10+3, con 3 robos y 2 tapones), 29 puntos de Darius Garland (a los que sumó 9 asistencias) y 22, con 8 pases a canasta, de Caris LeVert. Todo ello, sin Evan Mobley ni Max Strus, bajas. Dio igual: con o sin toda su plantilla, los de Ohio son el equipo del momento. Uno descarado, atrevido, infatigable. Que es capaz de correr, correr y correr sea el que sea el rival que tenga enfrente. Kenny Atkinson sigue ganando enteros (si el premio a Mejor Entrenador se diera ahora no habría dudas) y creando un organigrama muy concreto, pero con margen para la improvisación. En el que todos aportan y se corre y anota mucho. El perfeccionamiento de la ofensiva es sencillamente brutal. Y ahora, sólo falta por saber hasta dónde pueden llegar estos Cavs. De momento, 14-0. Los Hornets visitan Ohio. Y luego, en el Garden, esperan los Celtics en un partido que promete. Y mucho.
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