El retorno de Kawhi: exhibición para aleccionar a los Celtics

El que a Kawhi mata, a Kawhi muere. Podría ser la frase de la noche tras ver la exhibición de una estrella que había perdido casi toda su luz, pero que ha aparecido en el momento adecuado para demostrarnos que a veces ocurren esas cosas que en esa NBA que no espera a nadie, son más comunes que en el resto de lugares del mundo. Historias de redención, resurrección y superación que se van convierten a meros hombres en auténticos referentes y llevan hasta lugares insospechados a absolutas leyendas. Y Kawhi ya vivió una cosa semejante, cuando en la 2018-19 se reconcilió con el baloncesto y la opinión pública y culminó su temporada con unos playoffs históricamente buenos y un anillo cuando llegaba, precisamente, con su imagen pública rota tras su último año en San Antonio, en el que apenas pudo jugar.

Pues estamos en las mismas: si esto se cumple, Kawhi lo habrá vuelto a hacer. Y, de momento, parece que estamos hablando de un imposible, pero ya hemos tenido un partido en el que el alero ha demostrado que esa chispa de antaño no se ha desvanecido. Que hay tiempo para la esperanza. Que una leyenda de su calibre puede todavía ser uno de los mejores jugadores de la NBA si se lo propone. Ante los Celtics, el mejor equipo de la NBA, Kawhi se ha ido a 25 puntos en 29 minutos, ha sumado además 9 rebotes y 6 asistencias; y ha dado un clínic de lanzamiento, especialmente en la media distancia: 10 de 12 en tiros de campo, 2 de 3 en triples y 3 de 6 en tiros libres. Ha tenido, de hecho, un mayor porcentaje de acierto en juego que desde la personal. Sólo ha perdido 2 balones, los Clippers han llegado al +23 con él en pista... Y, para redondear, 0 fallos en toda la segunda mitad: 6 de 6, con 2 de 2 en triples, y 15 puntos. Tremendo.

Los Clippers pueden sonreír: Kawhi, la estrella muda, se marchó con 3:37 para el final con 20 arriba para los Clippers (iban entonces 108-88 y finalizaron 113-93). Lo hizo entre aplausos, con la tranquilidad en el rostro de un Tyronn Lue que daba la sensación de saber que esto iba a pasar. Su jugador disputó 3 de los 4 partidos de la mini gira de los angelinos por el Este y en todos pasó de los 10 puntos, ha mejorado su poder vertical y está reboteando cada vez mejor y el equipo que dirige ese entrenador infravalorado que en 2016 obró el milagro con los Cavs de LeBron, va séptimo en un Oeste de locura (16-13) y está a 3,5 victorias de liderar la Conferencia. Motivos para la alegría, especialmente si observamos que Paul George se fue hasta los 26 tantos. Para esto llegaron estos dos jugadores. Estas dos estrellas. Para ganar y hacer ganar.

Del resto del partido no hay mucho más que rascar: los Clippers fueron, simplemente, mejores. Estuvieron muy bien en defensa, ganaron los cuatro periodos, cerraron bien a Jaylen Brown (21 puntos, pero 1 de 6 en triples) y Jayson Tatum (20, con 7 de 20 en tiros) y solo recibieron un daño intermitente de Malcolm Brogdon (17) y Grant Williams (14). Luke Kennard (13) y Marcus Morris (12) aportaron su parte con precisión y los Clippers fueron mejores en el lanzamiento (rozaron el 48%) y apabullaron a sus rivales en el rebote (46-36), aprovechando la ausencia de Al Horford (Blake Griffin fue titular en su retorno a su antigua casa) en la pintura, además de dar un clínic de ayudas a los Jays que lastraron mucho a unos Celtics que pierden dos partidos consecutivos por segunda vez esta temporada... Y que esta noche juegan contra los Lakers en un nuevo capítulo de una rivalidad histórica. Ahí queda eso.