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SELECCIÓN ESPAÑOLA (M)

La ‘incógnita Ricky’

Su parón para cuidar la salud mental, respetado hasta el extremo en la Federación Española, condicionará el plan de la Selección de Scariolo para 2024.

Actualizado a
Ricky Rubio, con el ceño fruncido, en su último partido con la Selección española hasta el momento: los cuartos de final de los Juegos de Tokio en 2021.
Kevin C. CoxGetty Images

Ricky Rubio (21-10-1990) se ha convertido en una de las grandes incógnitas en el universo de la Selección de baloncesto con vistas a la temporada 2023-24. Por supuesto, desde la FEB se respeta al extremo la decisión del jugador de suspender temporalmente su actividad profesional para cuidar su salud mental. Como cuando Abrines sufrió un proceso similar, al jugador se le dejará todo el espacio del mundo y que se tome sus tiempos. Lo ha entregado todo al equipo nacional desde su etapa en las categorías inferiores (campeón en un inolvidable Eurobasket Sub-16 de Linares en 2006), hasta los pasados Juegos de Tokio y es el dueño de su futuro. Hasta tres títulos (dos Eurobasket y un Mundial) y dos medallas olímpicas (Pekín en 2008, cuando apenas tenía 18 años; y Río en 2016), más otros dos bronces europeos adornan su trayectoria con la camiseta nacional. “Sé cuánto quiere Ricky a su país y su compromiso con la bandera”, decía a AS hace pocos días Boni Ndong, ayudante ahora de Jordi Fernández en Canadá y excompañero de Ricky en el Barça campeón de la Euroliga de 2010.

Su decisión, eso sí, condicionará el plan de una Selección que ha tenido que acelerar este verano los plazos con Juan Núñez, titular con España a sus 19 años apenas en su primera temporada en la élite. El plan inicial era que ­Ricky, junto a Lorenzo Brown y Alberto Díaz, dirigiesen a la ­Selección en el Mundial. Pero el castillo de naipes empezó a derrumbarse con la renuncia de Lorenzo, con problemas físicos; y, una vez iniciada la concentración en Madrid, con el paréntesis de Ricky.

El base de El Masnou, que tiene contrato garantizado con Cleveland Cavaliers hasta 2025, ha dado señales de mejoría en las últimas semanas según se ha expresado internamente desde el vestuario durante la concentración en el Mundial. De momento, sin embargo, Ricky sigue centrándose en su salud mental y no ha desvelado sus planes de futuro más inmediato. La prioridad ahora mismo es, como han expresado sus compañeros, que esté feliz. Muy pendiente de él está Sergio Scariolo, que lo calificó “casi como un sobrino” cuando anunció su parón. La relación entre jugador y técnico es excelente (“no sólo un jugador, es una persona muy cercana para mí y eso es lo que cuenta”) y el sitio para el jugador criado en la Penya está reservado de antemano si mostrase su disponibilidad para el duro verano que le espera a la Selección en 2024, si quiere alcanzar la cita olímpica, con un Preolímpico de por medio. El capitán, Rudy, no va a estar ajeno tampoco al asunto; y, advirtiendo la relación de amistad que tiene con el que considera como un “hermanito” más, le escuchará y seguro que es el primero que le anima si es que finalmente Ricky decide volver a la actividad competitiva en la élite. Durante el Mundial, se han sucedido las muestras de aprecio: con las zapatillas decoradas con el eslogan de Ricky (“Never too high, never too low”), la camiseta en el vestuario y los contactos en privado con parte de sus compañeros.

Lorenzo Brown

Ricky no es la única preocupación. Desde la FEB también se considera fundamental mantener un contacto cercano con Lorenzo Brown para que no se separe de la dinámica de La Familia y pueda estar en el Preolímpico del próximo año cuando termine su temporada en el Maccabi. La ausencia del base ha pesado mucho. Pese a que desde la FEB trabajaron día y noche para tener un sí definitivo, el jugador consideró que el descanso de este verano era obligatorio para poder ir alargando su carrera en la élite en las mejores condiciones.