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SELECCIÓN ESPAÑOLA (M)

La última hazaña de Rudy

El capitán se conjura para el último año de su carrera en la Selección con el sueño de ser el primer baloncestista en disputar seis Juegos. El Preolímpico le añade dificultad.

Actualizado a
Rudy Fernández, capitán de la Selección, durante el partido ante Canadá en el Mundial 2023.
ALBERTO NEVADO

Camino ya de los 39 años, que cumplirá en abril del año que viene, Rudy Fernández se enfrenta a un nuevo más difícil todavía en su carrera, tal vez el último. Confirmada su decisión de abandonar la Selección después de los Juegos de París (“será mi último torneo profesional con España”, dijo en junio), al alero le espera un año durísimo que le ha puesto una última trampa con el Preolímpico de julio de 2024. El premio, no obstante, es el cielo. Si el capitán está en París, se convertirá en el primer jugador de baloncesto en participar en seis Juegos Olímpicos. Un Everest al que no ha llegado nadie y que, seguramente, vea muy lejos estos días después de casi mes y medio de concentración y competición, que no han servido para sacar el billete olímpico. Pero el premio es demasiado grande como para desistir ahora.

La Selección, además, sigue necesitando a Rudy, obligado cada vez a seleccionar más los minutos de calidad. Pero imprescindible en la pista, como demostró en el mejor momento de la Selección ante Canadá; y también fuera, donde ejerce como capitán hace ya cuatro años, ha levantado un Mundial y un Eurobasket; y se ha convertido en el referente en el vestuario de los más jóvenes, con quienes comparte ratos de pocha y videojuegos y a los que alecciona sobre el presente, pero especialmente sobre el futuro. Para los Núñez, Garuba, Aldama, incluso para los Hernangómez, Rudy se ha convertido, aunque él no quiera ser un gurú, en alguien a quien escuchar. También en un apoyo para Sergio Scariolo, que descarga en su capitán todos esos consejos que van más allá de las instrucciones técnicas en la cancha y tienen que ver con certezas y miedos de los jóvenes. Scariolo y Rudy admiten que su relación es casi “familiar”.

Seguramente por todo eso, Rudy vaya a pedirle un esfuerzo a todos para que le den el último empujón para hacer historia. En el viaje a Indonesia de este año le ha faltado Ricky, a quien quiere como un hermano y por quien lamentó no haber intuido la crisis por la que estaba pasando. El tiempo, sin embargo, les podría regalar un último baile en París, aunque un año es larguísimo y será mejor plantearse los escenarios cuando vaya acercándose la cita. El calendario es durísimo. Y para Rudy lo será aún más. Una temporada ACB que termina el 17 de junio y en la que, salvo sorpresa, el Madrid siempre acude a su cita con la final de la Liga Endesa. Y un Preolímpico (del 2 al 7 de julio) que invadirá de lleno lo que sería la preparación para los Juegos. Con la obligación, además de ganarlo.

La temporada de Rudy, pues, necesitará de una planificación minuciosa, en la que se detallen dónde deben estar los picos; y donde se extremen los cuidados para minimizar los riesgos de lesión del alero, que también avisó de que estará disponible para Scariolo sólo si se ve en condiciones de ayudar al equipo. Rudy tiene, sin embargo, todas las herramientas para estar a punto para el verano de 2024: conserva un espíritu competitivo difícilmente igualable, es ganador, su compromiso con la Selección es máximo; y le rodea un grupo de personas que se lo van a hacer más sencillo. Sus compañeros y él tendrán que poner la guinda con una clasificación que llevaría al balear al panteón de deportistas olímpicos. París bien vale una misa.