Mumbrú se rinde en Miribilla

Miribilla celebró la rendición de Mumbrú. Suena raro, pero es el resumen del Bilbao-Valencia. O, visto desde otro prisma, Ponsarnau obtuvo su particular desquite, aunque él sostiene que no tiene cuentas pendientes tras una salida amarga de La Fonteta. El Surne lleva un 4-0. Un bagaje espectacular para tratarse de un equipo casi nuevo con un entrenador distinto y sin una pretemporada en las mínimas condiciones. Rebajado el saldo a 3-0 en la ACB, tras jugar entre otros, ante el tercero y el cuarto del año pasado. Los ‘hombres de negro’ se agarran a los partidos como verdaderas lapas, se sobreponen a todo lo que les asalta por el camino y disfrutaron del liderato durante casi una hora, hasta que el Tenerife dio el zarpazo en Vitoria ante el Baskonia. Ambos son junto con el Madrid los únicos invictos en tan sólo tres jornadas disputadas. Tienen una confianza en sí mismos y una fe a prueba de bomba, y se cargan hasta a grupos con nombres que asustan, como este Valencia forjado para competir con los más grandes, los clubes de la Euroliga. Primer tropiezo en la liga doméstica para los taronjas.

El equipo de Ponsarnau sacó adelante otro compromiso lleno de minas. Como en Badalona. Un partido ante un rival muy ‘profundo’, que se distanció con diez puntos y parecía tener la situación bajo control. Pero gracias a la labor atrás, encontró inspiración ofensiva a la carrera en una tarde con mucho desacierto. Jugando mal, haciendo deméritos para que se acabara la racha, volvió a creer en la remontada y, una vez más, se llevó el gato al agua. Como dice su entrenador, se ha construido en el vestuario un clima de confianza que nadie logra derribar. Un equipo con mayúsculas. En el descanso, Smith, Alonso y Reyes se iban abatidos porque su labor era desastrosa. Estaban en la oscuridad de la anotación. El norteamericano no hizo mucho más, ‘solo’ el triplazo de la victoria, un canastón bien punteado por Radebaugh. Reyes al fin se sacó la espina de los tiros lejanos esta temporada y se mostró muy activo, con presencia en la mayoría de acciones en ambos aros. Sule estaba llevando un año de los más calamitoso y sus tiros desde el arco fueron los que hicieron pensar en el milagro ante un rival de tanto calibre.

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El inicio del partido fue caótico, con muchos errores. El envoltorio de la emotividad dejó en un segundo plano al baloncesto. Ovación a Mumbrú desde que saltó a la pista y cuando fue presentado. Abrazos con viejos amigos y la mirada habitual de máxima concentración. Después, le entregó un montaje fotográfico precioso la presidenta, Isabel Iturbe, una imagen del 15 de entrenador hablando con el 15 jugador. Intentó el protagonista congelar las emociones, ser muy frío, pero la procesión iba por dentro.

El Valencia descartó de nuevo a Webb III, como ante la Penya. Arrancó jugando de dentro a fuera, con Rivero y Dubljevic percutiendo. Esta vez el Surne se olvidó de su mejor virtud, de cuidar el balón y reducir al máximo las pérdidas. Se llegó a comer dos posesiones ante la agresiva defensa del bloqueo y continuación de los taronjas. Radicevic salió con la clara misión de ser vertical y dar fluidez al ataque. Encabezó la reacción de un equipo que estaba demasiado encorsetado. Un 14-0 llevó a los locales a liderar el marcador en el final del primer cuarto por 20-10. La defensa también subió varios puntos. En una tarde muy irregular y viéndose por abajo ante un rival con más talento, recursos y físico, el corazón no se negocia. Se agarró a la estela de los valencianos a la espera de un final apretado con el ánimo de sobreponerse una vez más a los malos momentos.

Mumbrú manejó muy bien los ‘challenge’, la reclamación para ver repeticiones en una pantalla. Acertó con los dos que exigió y tuvo unos segundos para dar instrucciones como si fuera un tiempo muerto. Con 30-38 y el Valencia disparándose hacia la victoria, Sule metió dos tripes claves. Tardó en entrar en calor, pero ahí estaba, lo que ocurre es que justo cuando se veía con la mano ‘tonta’ y la confianza recuperada, hizo la tercera falta y tuvo que irse al banquillo. López-Arostegui no estaba para nostalgias y metió un triple que otorgó tranquilidad a los visitantes: 37-47 (-13:47). Pero el equipo de Mumbrú fue luego perdiendo el control de la situación y dando oxígeno a los ‘hombres de negro’, que empezaron a desatar su tradicional huracán. Solo el ‘Papi’ Rivero y Pradilla mantuvieron el tipo.

Según se iban incorporando héroes por parte local, se desvanecían jugadores del Valencia. Kyser fue el que mejor voló por las zonas, con cuatro mates y tres tapones. Hundió el balón en el aro tras un doble esfuerzo y Miribilla se vino abajo. Hakanson tomó las riendas, como hace siempre cuando se acerca el minuto 40. Fue la estrella. Dos tiros libres suyos pusieron de nuevo a los vascos por delante (61-60) a falta de 2:59. Ya no cedieron el mando. Smith hizo su única canasta con mucho eco: 69-63 a falta de 28 segundos. El Bilbao sigue siendo indestructible. Hasta los lesionados Goudelock, un Rigo en muletas y Ubal salieron a celebrarlo. Mumbrú se fue cabizbajo, esta vez el ‘efecto Miribilla’ obró en su contra. Su camiseta retirada fue testigo mudo de su primera visita como forastero y del mal rato.

Ponsarnau: “Me enorgullece entrenar a un grupo tan comprometido”

Jaume Ponsarnau aseguró después de la “feliz e ilusionante” victoria que “le enorgullece entrenar a un grupo tan comprometido” como el que forman los ‘hombres de negro’. “Ya casi somos un equipo”, enfatizó el técnico catalán en su valoración de un encuentro en el que admitió que “en el cara o cruz final” tuvieron “algo de suerte”, pero su “mérito fue ir a buscarla” y, además, que “Miribilla, que ha sido fantástico, estaba allí”. “Hemos empezado con las ideas claras y gracias al buen trabajo defensivo hemos encontrado inspiración ofensiva. En el segundo cuarto Valencia nos ha devuelto la moneda y parecía que se apoderaban del partido, pero ahí hemos creído y desde la defensa nos hemos vuelto a enganchar”, explicó.

El preparador de Tàrrega, por otro lado, señaló que una de las claves del balance de 4-0 del Surne Bilbao, con tres victorias en ACB y otra en Champions, es “el clima de confianza” que han construido en el vestuario que hace que todos los jugadores sepan que “en cualquier momento puede llegar tu momento”. “Esta victoria es un reflejo de las ganas que tenemos y de lo que significa Miribilla para nosotros, pero podemos y debemos mejorar muchas cosas. Esto no para y en el momento que te paras te pasan por encima. Tenemos que crecer”, insistió.

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Mumbrú: “Agradezco el recibimiento, pero me hubiera gustado ganar”

Mumbrú confesó que regresar a Miribilla apenas unos meses después de cerrar una etapa de 13 años en el Surne Bilbao Basket fue “muy especial”, si bien matizó que la derrota hizo que “no fuese un buen día” para él. “El recibimiento ha sido emotivo y lo agradezco. Está claro que cuando llegas al aeropuerto, pasas los túneles de Artxanda y llegas a Bilbao te trae muy buenos recuerdos, pero me hubiera gustado ganar e irme con una buena sensación”, lamentó el técnico del conjunto ‘taronja’ en la rueda de prensa posterior al encuentro.

Acerca del choque, Mumbrú explicó que el Valencia Basket “estuvo en el partido” hasta que en “dos o tres minutos del último cuarto” perdieron “el control” y vieron como los locales le dieron la vuelta al marcador gracias al acierto en sendas acciones clave de Sulejmanovic y Smith. “Sabíamos que iba a ser complicado por cómo estaban jugando. Lo tuvimos controlado pero el desacierto de esos 2-3 minutos hizo que cayéramos un poco y el Bilbao Basket se llevara la victoria. Ellos están con confianza, a nosotros nos falta ese ‘tic’ de confianza y al final se ha notado”, señaló.