Los retos de Mateo en la Selección
La peliaguda clasificación para el Mundial 2027, la configuración de un nuevo bloque con nuevos roles y la creación de nuevas dinámicas con los jugadores en EE UU, sobre la mesa.
Chus Mateo (56 años) salió del Real Madrid en julio y en septiembre ya es seleccionador. Desde luego, no le asustan los retos: en el club blanco le tocó dar continuidad a la histórica etapa de Pablo Laso, que optaba también al cargo en España, y ahora da el relevo a Sergio Scariolo, que hace el viaje contrario y cambia la Selección por el Real Madrid. A nivel de clubes, Mateo lo ganó todo en tres años, Euroliga (2023) incluida, pero eso no bastó para que al cierre de una complicada temporada pasada, saldada con un gran final y el título en la Liga Endesa, Florentino Pérez optara por un cambio en el banquillo. Si este movimiento estaba ligado a la llegada de Scariolo, el lugar que quedó vacante en la Selección abre la nueva etapa profesional para Mateo.
Una con retos importantes, desde luego. La Selección se encuentra en plena transformación, en un momento de relevo generacional ya definitivo en su composición y de planteamientos, vinculados a los cambios del propio baloncesto, que obligan a ajustar el enfoque de trabajo. Con el objetivo de volver al primer plano competitivo: líder en 2022, cuando después del Europa era campeona de Europa y del mundo, España es ahora séptima en el ranking FIBA (una caída de dos puestos en la última actualización). Desde ese triunfal Eurobasket de 2022, son tres campeonatos seguidos sin presencia en cuartos de final, el Mundial 2023, los Juegos de París 2024 y el último Eurobasket 2025, en el que el patinazo fue sonado de verdad; fuera de octavos tras acabar quinta de seis equipos en un grupo en el que avanzaban cuatro y la sexta era la muy débil Chipre.
España comienza un ciclo cuya exigencia se echa encima rápido porque hay que trabajar para sellar la clasificación para el Mundial 2027, que abrirá ese nuevo trienio de competición. Seguirán los Juegos de Los Ángeles 2028 y el Eurobasket 2029, que además jugará su fase final en Madrid. Uno de los primeros objetivos, y de los asuntos que ya están en el plan de trabajo de Chus Mateo, es volver a formar un bloque estable de jugadores que den continuidad y solidez a la Selección, algo que se complica con el cada vez más masivo y temprano salto de los jugadores jóvenes a las universidades estadounidenses. Un asunto que es crucial para el baloncesto europeo, que busca soluciones para no ver cómo se dinamita su sistema tradicional de formación, y que obliga a selecciones como la española a poner mucho foco en el otro lado del Atlántico.
La FEB, por lo tanto, no es ajena a este nuevo marco histórico y ya se ha puesto manos a la obra para establecer un plan de control sobre todos los jóvenes que están cruzando el charco. La fidelidad será clave. Además de los más conocidos en el nivel profesional, Aldama (con Memphis Grizzlies), y los nuevos NBA (Hugo González en Boston Celtics y Eli John Ndiaye en Atlanta Hawks), la primera división de la NCAA se llenará el año que viene de españoles que en algunos casos han cambiado de universidad para tener minutos y a los que la FEB debe monitorizar y cuidar para que, al menos, estén en las próximas Ventanas de julio de 2026 si su rendimiento es óptimo. Además de Mario Sant Supéry (Gonzaga), que se estrenó con los mayores en el pasado Eurobasket, hay que seguir de cerca a Aday Mara (Michigan), Baba Miller y Jordi Rodríguez (Cincinnati), Folgueiras (Iowa) Guillermo del Pino (Maryland), Ian Platteeuw (Davidson) y Gildas Giménez (Bella Vista).
El Mundial 2027, en el cortísimo plazo
Será imprescindible que el nuevo seleccionador y la Federación creen mecánicas de trabajo que permitan tener bajo el foco a los jugadores, establezcan contactos con la franquicia o universidad de turno y así estén bajo control y manto del planeta Selección para lo que viene. Una cuestión de planificación que va en paralelo de un asunto más apremiante y que puede ser muy delicado. Mermadísima como está en cuanto a nivel de convocatoria de jugadores, el 27 de noviembre la Selección empezará en Copenhague la fase de clasificación para el Mundial de Qatar, que se disputará a finales del verano de 2027.
La arranca en el grupo A. Además de a los daneses, deberá medirse a Georgia y Ucrania a doble partido en tres Ventanas de clasificación que se disputarán a finales de noviembre de 2025, y febrero y julio de 2026, respectivamente. España está obligada a quedar entre las tres primeras de ese grupo A para cruzarse con las tres primeras selecciones del grupo B, que forman Grecia, Montenegro, Portugal y Rumanía. Las victorias se acumulan, por lo que será básico llenar la mochila de triunfos antes de medirse, por ejemplo, a los griegos. No parece una clasificación problemática, aunque selecciones como Portugal están creciendo. Como muestra, la victoria lusa en Málaga durante la preparación para este Eurobasket, en el que el vecino ibérico logró una clasificación histórica para octavos de final.
Pero más allá de los rivales, el verdadero drama para España tiene que ver con las problemáticas fechas de las Ventanas FIBA, que se juegan cuando está en marcha ya la Euroliga, por lo que la Selección no puede contar con los jugadores de Barça (Juan Núñez, Willy, Brizuela, Parra), Madrid (Abalde, Garuba, Almansa), Valencia (De Larrea, Puerto, López Arostegui, Pradilla, Sima, Nogués) y Baskonia (Rafa Villar). Tampoco con Aldama, Hugo González o Ndiaye, en dinámica NBA; ni con todos los jóvenes que están en la NCAA. Por poner algunos ejemplos, Baba Miller, Aday Mara o el mismo Saint-Supéry estarán fuera del radar toda la temporada.
De todos los convocados para el Eurobasket sólo podría acudir Santi Yusta y, de los clásicos, Alberto Díaz, Jaime Fernández, Barreiro o Miquel Salvó serán básicos. España estará obligada a tirar de la España B que jugó este verano en Málaga. Nombres como Álvaro Cárdenas o Guillem Ferrando cogerán peso. La FEB también mantiene la esperanza de que nombres como Nogués o Almansa, que compaginarán primer equipo con Liga U22, puedan jugar. Great Osobor, que ha emprendido el viaje de vuelta y jugará en el Science City Jena de la Bundesliga, es otra opción para el juego interior. Ya jugó con España B este verano. Un equipo bajo mínimos con respecto a lo que sería el plan ideal y que que tendrá que manejar, ese es su reto a más corto plazo, Chus Mateo.
Si se amplia la mirada a lo que podría ser el bloque principal con todas las opciones disponibles, y si se parte de que se evita el desastre y se obtiene billete para ese Mundial 2027 (en 2026 no hay gran torneo de selecciones), Chus Mateo también tendrá que configurar unos nuevos roles y jerarquías para un equipo en el que ha fallado esa estructura en este Eurobasket, algo seguramente lógico en buena medida, una cuestión de reorganización y cambio de guardia.
El mal Eurobasket de la Selección tiene una cara buena en ese sentido y se si pone el foco en este punto de inicio para Chus Mateo, que va a tener las manos limpias para acometer la revolución que considere necesaria. No habrá intocables: los Hernangómez, que no dieron el paso adelante que se necesitaba de ellos en esa situación de más exigencia y un rol mucho más principal, acabaron tocados el torneo y tendrán que ganarse su continuidad con su rendimiento en los próximos dos años en una Selección que mirará al futuro y en la que Santi Aldama (24 años) sí debería ser uno de los pesos pesados. El canario, bien pero no sobresaliente en el Eurobasket, todavía no ha jugado ningún partido de cruce en sus tres veranos (2023-25) con la Selección.
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