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El equipo español posa con la medalla de plata en baloncesto 3x3 femenino, entre Alemania y España, celebrada en el marco de los Juegos Olímpicos París 2024.

PREMIOS AS 2024

La revolución de plata del 3x3

La Selección femenina se proclamó subcampeona en los Juegos de París y se colgó el oro europeo unas semanas después en Viena.

El baloncesto nacional retendrá para siempre en su memoria las emociones vividas el 5 de agosto de 2024 en la Plaza de la Concordia de París. Un escenario cargado de sangre e historia, donde fue decapitada María Antonieta en 1793, para una gesta insospechada…, o no tanto, protagonizada por cuatro heroínas que se colgaron una de las medallas (plata) más inesperadas…, o no tanto, de la delegación española en los Juegos de 2024.

Bajo un sol abrasador en la mega-explanada que el Comité Organizador había montado en la Concordia, a medio camino entre la experiencia olímpica y un festival de música, y con susto incluido durante la tarde por una mochila sin dueño que obligó a activar el protocolo antiterrorista en la zona, tan sensibilizada como estaba una ciudad que vivió los Juegos en estado de alerta, el equipo femenino español de 3x3 afrontó una jornada histórica a la que se había llegado de una manera también rocambolesca e inolvidable.

El equipo español celebra la victoria ante Canadá.
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El equipo español celebra la victoria ante Canadá.MIGUEL GUTIERREzEFE

A las órdenes de la mítica Anna Junyer, Vega Gimeno, Sandra Ygueravide, Juana Camilión y Gracia Alonso de Armiño arrancaron los Juegos Olímpicos bajo la condición de underdogs. No eran favoritas (la mejor situada en el ranking FIBA por entonces era Ygueravide en el número 20), pero dentro de la FEB avisaban hacía algunos meses. “Podrían tener opciones…”. Mientras los equipos de 5x5 captaban toda la atención en Lille, las ‘cuatro mosqueteras’ empezaron a hacer su trabajo en La Concordia. El sistema de competición, una liguilla de ocho equipos que jugaban todos contra todos que clasificaba a las dos primeras para semifinales y metía en un play-in a las cuatro siguientes selecciones, parecía un caramelo envenenado. El 3 de agosto, sin embargo, llegó la primera gran noticia. En medio de una notable confusión sobre los criterios de desempate, la FIBA comunicó a través de un tuit que España era la vencedora de un cuádruple empate con Estados Unidos, Australia y Canadá gracias a las canastas anotadas. Las chicas recibieron la noticia con emoción en el village de La Concordia. Se abría una posibilidad histórica.

“En el 3x3 a veces no te llega la sangre a la cabeza”, explicaba Sandra Ygueravide apenas 24 horas antes de las semifinales. Pero las cuatro se sabían delante de una oportunidad histórica y con miles de ojos mirándolas cuando apenas días antes eran anónimas. Un deporte estresante, con unas reglas propias y un desenlace rápido. Muy televisivo en grandes citas como los Juegos. Ideal para saltar a una fama que bien ganada tenían desde antes jugadoras como Ygueravide, que habían sido elegidas como mejores del mundo. Pero que había llegado en 2024, en el verano de París. Era su momento.

“En el 3x3 a veces no te llega la sangre a la cabeza”

Sandra Ygueravide

Así amaneció al 5 de agosto bajo un sol abrasador. Las Mosqueteras tenían dos oportunidades de medalla. Las apuestas tampoco las señalaban como favoritas frente a Estados Unidos, un equipo embellecido por el talento de la zurda Hailey Van Lith y Dearica Hamby que, por momentos, pareció inaccesible. Con 4-9 al paso por el ecuador del partido, nadie parecía tener esperanzas salvo ellas, que se agarraron con fiereza a la pista, sacaron a pasear todos esos trucos que habían aprendido a lo largo de todo ese tiempo en el que habían jugado lejos de la fama y los focos, y consiguieron llevar el partido a la prórroga, el territorio preferido de Ygueravide, que transportó a España a la final. Un partido histórico, un momentum inigualable que movilizó a quien estaba en aquella caliente pista callejera desde la que se divisaba la Torre Eiffel hasta a quienes lo vieron después de la siesta en su casa, en cualquier chiringuito o en el rincón de una redacción. Todos quisieron estar en la final contra Alemania. Allí estaba el presidente del COI, Thomas Bach; al aspirante a su trono, Juan Antonio Samaranch Salisachs. Dirk Nowitzki, Carmelo Anthony, Sergei Bubka… Hasta el Rey Felipe VI , que como todos acarició el oro con las manos. Sonja Greinacher lo impidió.

Gracia Alonso de Armiño y Juana Camilión se abrazan con Sandra Ygueravide de fondo.
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Gracia Alonso de Armiño y Juana Camilión se abrazan con Sandra Ygueravide de fondo.FIBA

El éxito del 3x3 femenino español, sin embargo, trascendió el momento en sí. Más allá de lo que permanezca en el tiempo, dio visibilidad a un deporte de calle gracias a la tenacidad y constancia de jugadoras como Vega Gimeno y Sandra Ygueravide, que a partir de 2016 dieron un empujón a un proyecto en el que Anna Junyer trabajaba en 2011. Pioneras como Aitana Cuevas o Paula Palomares dieron el relevo a Marta Canella. Luego llegaron Juana Camilión y Gracia Alonso de Armiño. Por detrás asoman Helena Oma o Alba Prieto.

De momento, la maravillosa historia de París ha hecho cambiar de idea a Vega Gimeno y Sandra Ygueravide, que tenían decidido retirarse pero que, convencidas por el éxito y las palabras de la presidenta, Elisa Aguilar, continuarán al menos un año más para disfrutar del momento. El baloncesto 3x3 reventó los audímetros televisivos, y los navegadores únicos de las páginas web. Dos desafíos nuevos esperan a las mosqueteras el próximo verano. Primero, un Mundial en Mongolia. Y luego, un Europeo en Dinamarca. Ya no serán las underdog de esos torneos. Pase lo que pase, sin embargo, siempre nos quedará París.

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