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Movistar EstudiantesEST
87
Hereda San Pablo BurgosBUR
92
Finalizado

LEB ORO | CUARTOS (0-1)

El Burgos roba el factor cancha al Estudiantes desde el triple

El Hereda San Pablo gana el primer partido de cuartos a los colegiales con un 15 de 31 desde el perímetro. El domingo, segundo duelo también en el Palacio (20:00 horas).

Kevin Larsen, pívot del Movistar Estudiantes, ante el Hereda San Pablo Burgos.
Kevin Larsen, pívot del Movistar Estudiantes, ante el Hereda San Pablo Burgos.Juan Pelegrin

El Hereda San Pablo Burgos cumplió su primera misión en la eliminatoria de cuartos contra el Movistar Estudiantes (87-92). Ganó en el duelo inaugural, en el WiZink Center, robando el factor cancha. Ahora, solo necesita mantenerse invictos en el Coliseum para viajar a la Final Four y estar un poco más cerca de volver a la Liga Endesa tan solo un año después de caer al infierno. Y digo solo necesita porque vistos los tres encuentros que han disputado ambos, no lo tendrá nada fácil. Tiene pinta, mucha pinta de que todo lo que resta, sean el número de partidos que sean, será muy igualado, taquicárdico hasta el extremo. Resuelto en los últimos instantes.

Este viernes fue así. 80-82 con solo dos minutos por disputarse tras una muy buena actuación del Estudiantes, que trabajó los ajustes defensivos y supo encontrarle las cosquillas a su rival en ataque con un Mark Hughes que estuvo sobresaliente (22 puntos, 4 de 10 de tres). Mientras que el Burgos tiró de maza. No fue elegante. Ni artístico. Bombardeó desde el perímetro con un extraordinario 15 de 31 que impedía cualquier salto hacia adelante de los madrileños. Su héroe, Khyri Thomas con 20 tantos y 5 de 7 de tres. Álex López (3 de 3) y Álex Barrera (2 de 3) le secundaron a las mil maravillas. Y eso fue, el triple, lo que puso el +5 final en la contienda para los castellanos.

Cuando se enfrentan dos colosos, dos equipos con las mismas necesidades, un potencial similar en ataque y enormes aficiones, lo normal es que pase lo que pasó en la primera mitad del enfrentamiento entre colegiales y castellanos: igualdad. Máxima. Y así lo reflejó el 46-43 al descanso (siempre con los locales por delante). Eso sí, cada uno con su rollo. Al mismo punto se puede llegar por diferentes caminos. Los ramireños salieron con la idea de elaborar lo máximo posible sus ataques a través de la rapidez de sus exteriores y de cambiar constantemente en defensa. Un mareo ver a los jugadores azules tapando huecos atrás.

Por su parte, el San Pablo es una máquina ofensiva. Si dejas de respirar un instante, te ahoga. Sobre todo, desde el perímetro. 5 de 10 en el primer cuarto con Barrera, López y Thomas sin falló. En el segundo acto, 2 de 5. Mínimo descenso que, junto a las penetraciones de Corbalán y el claqué de Mahalbasic (un superclase con el balón y el sin el balón) en la zona, no permitían a su rival dispararse… y tuvieron opciones, con el 31-24 tras canasta de Jawara y el triple de Hughes que puso el 42-37. Sean Smith tenía oportunidades de volar al ser más rápido, más vertical que cualquiera de sus pares. Y Leimanis se sacaba de la chistera alguna canasta mágica con Franch dando buenos minutos de refresco. La mayor mancha madrileña, su 3 de 8 desde la personal.

Y cuando un guion está bien escrito, tiene sus giros, sus sorpresas y su suspense, ¿por qué cambiarlo? El Estudiantes y el Burgos siguieron el camino marcado en los primeros 20 minutos a la vuelta del descanso: los locales, de la mano de un genial Hughes, se disparaban en el marcador con un +9 (57-48), pero los visitantes no estaban para regalar la primera bola de partido y utilizaron el perímetro para ello. Increíble eficiencia. Thomas (10 tantos en este acto) y Barrera capitanearon el 5 de 8 que borraba las sonrisas de la afición colegial. Y de tanto presionar, la remontada, 68-69 con una buena entrada de Corbalán antes de cerrar el tercer cuarto.

El miedo, la tensión se apoderó de las dos escuadras. Casi dos minutos sin anotar de arranque, mientras los estudiantiles acumulaban faltas muy rápidas. Sin embargo, el viento cambiaba de orientación: el Burgos cogía más confianza, se asentaba, con los ramireños cometiendo pequeños (pero letales) fallos,… aunque los castellanos no remataron. Y el Estu se ponía en cabeza con un triples de Leimanis y un 2+1 de Larsen. Al entrar en los dos últimos minutos, nada roto: 80-82. Y, ahí, sí el San Pablo mató con dos triples, uno de Thomas y otro de San Miguel, para dejar contra la lona a unos madrileños que no pueden cometer ningún error más el domingo si quieren seguir con opciones de alcanzar la Final Four.