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EUROLIGA | MADRID 91 - BARCELONA 86

Llull se reivindica

El base recupera su mejor versión en el Clásico. Las dudas de Chus Mateo en el puesto de base le siguen abriendo la puerta al menorquín.

Actualizado a
Llull se reivindica

El Clásico de Euroliga del jueves dejó una sensación de júbilo en el WiZink Center. Un partido en el que el Real Madrid tuvo que sudar la gota gorda para ganar al Barça, siempre a remolque hasta que quedaban 3:11 para el final del tiempo reglamentario. Esa fue la primera vez que los blancos estuvieron por delante en el marcador y fue, intensidad defensiva aparte, por un arrebato ofensivo de Sergio Llull.

El base recordó al de sus mejores tiempos, una versión que cada vez le cuesta más mostrar. A sus 35 años, la edad y las lesiones empiezan a pesar con fuerza en lo que otrora fue uno de los mejores físicos de Europa. Pero el talento no se va tan fácilmente y Llull volvió a sacarlo cuando más lo necesitaba su equipo. En el minuto 31, el Madrid perdía 52-61 y el de Mahón llevaba 0/3 en tiros de campo. En el 32 metió su primer triple (55-61). Y a partir del 35, y en un lapso de 1 minuto y medio, Llull descorchó con 8 puntos seguidos que ponían a los suyos 69-67. Primera ventaja blanca.

El Palacio estaba incendiado. La afición en pie gritando el “¡Llull, Llull, Llull!” que tan intimidatorio suena. Como un canto de guerra. La ocasión lo merecía. El capitán metió 15 de sus 19 puntos en el último cuarto, 13 seguidos en 7 minutos, cuando por fin el Madrid pudo quitarse el rebufo del Barça de la cara. El que llevaba persiguiendo toda la noche y no era capaz de alcanzar.

Al final fueron 19 tantos (segundo máximo anotador blanco tras Deck) con un 40% en triples y un +14 con él en pista, dato sólo superado por Hezonja, en los 23 minutos que jugó. “He intentado dar un paso al frente. Yo no me voy a esconder, hay días que va bien y otros que no, pero yo soy así. Va con mi carácter y a quien no le guste que apague la tele”, declaraba después del encuentro.

En líneas generales no está siendo la mejor temporada de Llull. No anotaba tan poco desde su segunda campaña en Madrid, la 2007-08. Pero el club, que ha perdido en el último lustro a dos de los mejores bases que había en Europa (Doncic y Cam­pazzo), sigue sin conseguir en el mercado a alguien que se acerque, aunque sea ligeramente, al nivel de ambos. Y Llull sigue ahí, para lo que haga falta.

Nigel Williams-Goss, la última apuesta más o menos seria a la que le quisieron dar el timón del equipo, no parece convencer a Chus Mateo. El jueves jugó 57 segundos y en Euroliga sólo el canterano Ndiaye, Hanga y el Chacho juegan menos que él. Los dos últimos, curiosamente, los otros dos jugadores destinados a ejercer de bases. Así que la puerta sigue abierta de par en par para el menorquín, que en días como el del Clásico recuerda por qué es una leyenda del baloncesto europeo: quinto en puntos, segundo en triples, sexto en asistencias y noveno en partidos de la historia de la Euroliga.