Las incógnitas del Madrid
El equipo blanco afronta el inicio del curso con 13 jugadores y varios interrogantes. Con seis salidas y cuatro fichajes debe decidir si va al mercado o no para suplir a Yabusele.
Mientras que el vigente campeón de Europa, el Panathinaikos de Ataman y de Lorenzo Brown y ahora también de Cedi Osman, y el Olympiacos de Vezenkov y Fournier elevan su rivalidad vecinal en Atenas como grandes protagonistas del verano en el mercado de fichajes, el Real Madrid (tercer favorito en las quinielas para ganar la Euroliga) prepara un curso diferente. Distinto porque afronta un profundo cambio en la segunda unidad. Mantiene, es cierto, el núcleo duro con Chus Mateo en el banquillo, Llull de capitán y Campazzo, Musa, Deck, Hezonja y Tavares en los puestos principales tras las renovaciones de estos dos últimos al alza y por cinco temporadas; pero se han despedido jugadores de rotación y a la vez imprescindibles cuando asomaban las finales, en la hora H, claves en los éxitos recientes. Además de la marcha de Carlos Alocén al Gran Canaria a la caza del ritmo y la confianza extraviadas por las lesiones, han dejado el equipo Sergio Rodríguez, Rudy Fernández, Fabien Causeur, Guerschon Yabusele y Vincent Poirier. Probablemente la salida en masa más importante de los últimos lustros en el baloncesto merengue por todo lo que han significado. Jugadores muy veteranos los tres primeros, a los que quizá les llegó el momento de decir adiós, y en plenitud los dos últimos. Toca sustituirlos.
A los nuevos no les faltarán piernas, pero hace falta más para compensar las bajas. Entre los seis que se han ido acumularon en la pasada Euroliga casi el 35% de los minutos de toda la plantilla (compuesta por 14 jugadores más la participación puntual de Hugo González e Ismaila Diagne), aportaron casi el 30% de los puntos, más del 33% de los rebotes y el 34% de las asistencias. Seis despedidas y, hasta la fecha, cuatro fichajes (el base Andrés Feliz, el escolta Xavier Rathan-Mayes y los pívots Usman Garuba y Serge Ibaka) más la incorporación de pleno derecho a la primera plantilla de Hugo González, de 18 años, en su primera campaña sénior. Faltaría teóricamente una pieza, un ala-pívot, el relevo al adiós tardío de Yabusele a la NBA. Sin embargo, el club no ha fichado todavía (y no es seguro que lo haga) con la intención de ver cómo evoluciona el equipo, cómo se acoplan los nuevos y que necesidades existen. En suma, cómo se despejan las incógnitas que en este inicio de curso hay sobre la mesa. Planteamos al menos cinco.
El puesto de director con Andrés Feliz
El dominicano, de 1,83 m y 27 años, fue uno de los mejores bases en Europa la pasada temporada fuera de la Euroliga, un jugador que en tres años ha pasado del Prat en LEB Plata, al Joventut y de ahí al Madrid, donde desembarca después de promediar 15 puntos y 4,3 asistencias en la Penya, elegido en el mejor quinteto ACB junto con Campazzo, con el que compartirá la dirección de juego. En algunos aspectos ofensivos se parece a su nuevo compañero, aunque sin su influencia defensiva. Su capacidad anotadora le puede permitir incluso compartir cancha con el argentino. Un físico y un empuje que quizá necesitaba el Real. A su vez, Feliz está lejos de la capacidad creativa del Chacho. Una apuesta por un jugador que, en principio, debería acoplarse bien en el grupo pero que está por comprobar sobre el parqué. Si hay lesiones o necesidades puntuales, Rathan-Mayes y Llull pueden ejercer de tercer base.
Un anotador para acompañar a Musa
Dzanan Musa puede dar aún otro paso como referente ofensivo en el perímetro blanco y firmar una renovación (acaba contrato en 2025) que le una varios años al club, como hicieron antes Campazzo y Deck y, más tarde, Hezonja y Tavares. El bosnio es indiscutible en la parcela ofensiva, como lo es Hezonja ya sea de alero o de ala-pívot, pero necesita refuerzos, relevos y complementos. Y más con las bajas de Chacho, Causeur y Rudy, que en días vitales solían aparecer, y porque Llull tampoco será eterno.
De ahí la trascendencia de que Xavier Rathan-Mayes, la gran apuesta merengue del verano porque a sus 30 años no ha jugado en un equipo top (cinco partidos en Memphis Grizzlies y un paso breve por el AEK de Atenas y el Melbourne United australiano), confirme el potencial mostrado en Rusia, donde fue el máximo anotador batiendo la marca histórica de Keith Langford. Muy activo y dinámico, con una elevada capacidad de penetración y pase, como mostró en su debut frente al Benfica, puede ser una pieza de calado para darle empaque al perímetro y echar una mano en la generación de juego.
Los especialistas defensivos
En la última década y media, la de la nueva edad dorada del baloncesto blanco, siempre ha habido jugadores que marcaban diferencias atrás. Lo hizo Rudy desde el principio, a continuación gente como Draper, Slaughter incluso KC Rivers y más tarde Causeur, ya fuera frente a Sloukas en la Final Four de 2018 o acentuando esa labor en los últimos tiempos tras las salidas de Jeff Taylor (un imprescindible en la era Laso) y Hanga. Sin ellos, sin esa figura, se ha buscado repartir responsabilidades.
A Llull lo hemos visto perseguir a escoltas, a rivales letales como Punter; a Hezonja, vigilar a Markus Howard; y a Deck, coger al base adversario. Abalde y Hugo González puede completar eso y jugar un papel destacado en la intendencia, también Rathan-Mayes. Por dentro, Garuba e Ibaka no alcanzan el juego de altos vuelos de Poirier, esa capacidad para machacar el aro una y otra vez, pero quizá (y no hablo de tapones) lo superen en la retaguardia. Garuba, además, puede ayudar a potenciar esa defensa de cambios que tanto se emplea ahora. La figura del especialista atrás resulta determinante.
La posición de cuatro sin Yabusele
El Madrid levantó la Euroliga en 2023 con Mario Hezonja a tiempo completo (o casi) en la posición de cuatro (muchos minutos, eso sí, con una defensa zonal y Tavares en el centro). No contó con Deck, Yabusele y Poirier en la Final Four de Kaunas ni en el quinto partido del playoff ante el Partizán. Ese puesto de ala-pívot es el que ahora aparentemente se intuye más cojo tras la marcha del titular Yabusele. Sin el francés, el Real subraya específicamente en su plantilla como ala-pívot al recién fichado Garuba (arrastra una lesión y no se conoce el alcance ni si llegará a tiempo a la Supercopa), aunque para muchos es más cinco. Hacerle coincidir en cancha con Tavares será más complicado porque debe mejorar su tiro, pero puede mezclar bien con Ibaka, que anotó dos triples (y 18 puntos) en el estreno ante el Benfica.
De los 13 jugadores de la plantilla, el cuatro más claro es Eli Ndiaye, que a sus 20 años se le presenta una gran oportunidad. Sus minutos en la final ante el Panathinaikos demuestran que no le abruma la presión, veremos si tiene continuidad y potencial suficiente para hacerse un hueco significativo. Más allá, Hezonja y Deck puede ocupar esa plaza, incluso hay debate con el croata, ya que existe una corriente de opinión amplia que considera que rinde, como mínimo, igual de bien ahí que de alero. Su capacidad atlética, salto, peso y fuerza le permiten ser cuatro atrás frente a la mayoría de rivales y su velocidad, bote y tiro le dan ventaja en ataque. Y encaja bien con Tavares, le crea espacios. Si llegara un fichaje tendría que ser alguien con buena muñeca y que ayudara a complementar al resto de piezas. Davis Bertans le hubiera dado al Madrid capacidad de abrir el campo con su lanzamiento (y hasta ahí) y Cedi Osman era un alero capaz de jugar de cuatro y para eso el club valoró que ya contaba con Deck y Hezonja. A ver cómo evoluciona el equipo y los roles.
Ibaka y Garuba por Poirier, y el mejor Tavares
Con Poirier el Madrid tenía un suplente con rango de titular, un tipo de 2,13 que brillaba en las continuaciones y por su capacidad de taponar, alguien capaz de agarrar parte del protagonismo de Tavares en su ausencia y que el bloque no se resintiera. Y lo hizo cuando el gigante de Cabo Verde, el mejor jugador de Europa en lo decisivo en 2023, no alcanzó su máximo nivel el pasado curso tras contar con poco descanso por su participación en el Mundial y después de una infección respiratoria y una lesión en un pie. Las eternas negociaciones para su renovación tampoco ayudaron a que hallara la calma y el ritmo necesarios. Ahora, con su futuro resuelto y tras un verano de descanso, se espera una versión óptima del pívot que tiene 32 años y una carrera sin lesiones graves.
Ibaka, por su parte, posee muchas tablas y aún conserva su capacidad de intimidación (tercer mejor taponador de la Euroliga la pasada campaña con 1,3 de media solo por detrás de Tavares y Poirier, ambos con 1,5). El hispano-congoleño aportará un abanico de opciones nuevas con su presencia (incluyan los postes bajo y alto, donde ha mejorado) y su tiro de tres. No tiene actualmente la exuberancia de Poirier, pero ha sido un jugador mayúsculo y conserva bastantes cosas. Le da un extra táctico al Madrid y lo que falta debe aportarlo Garuba.
El objetivo de Usman es recuperar el tiempo perdido, la sensación de que la falta de continuidad en la NBA desde 2021 le ha frenado en aspectos clave del juego en los que antes destacaba. Si recupera movilidad, presencia, confianza, visión de juego y atrevimiento en ataque e importancia defensiva puede ser una pieza fundamental. Debe serlo para ayudar a meter una marcha más y correr lo que no corren Tavares ni Ibaka (este cumplirá 35 años la próxima semana).
Un fichaje y... los rivales
El Madrid afronta incógnitas por despejar. Las citadas y alguna más, como cualquier equipo con cambios. Si todas se resuelven positivamente quizá no necesite fichar, aunque una plantilla de 13 jugadores es lo mínimo exigido para encarar cuatro títulos y cerca de 90 partidos. La diferencia este curso es que solo Llull tiene más de 35 años y que con Feliz, Rathan-Mayes y Garuba se puede acelerar.
Si algo, en cambio, no funciona según lo planeado se puede acudir al mercado con un mayor conocimiento de la necesidad, aunque quizá entonces no haya muchas opciones y menos sin plazas extracomunitarias libres (las dos disponibles en la ACB las ocupan Deck y Rathan-Mayes). A ver, porque en esta carrera por el trono europeo y de la ACB no solo cuenta uno mismo, sino los rivales, y más allá del Barça, el Valencia, el Unicaja, el Baskonia, el UCAM… en la Euroliga, el Panathinaikos y el Olympiacos van con todo y son favoritos en las quinielas.
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